Exponerse
a la luz solar sin protección ocular puede dañar los ojos y favorecer la
aparición de enfermedades como la formación de cataratas, la degeneración
macular y las quemaduras de cornea, según ha advertido la oftalmóloga de
Hospital Quirón San José, Patricia Gómez Pérez.
Por
este motivo, la experta ha aconsejado utilizar gafas de sol que contengan
filtros que impidan el paso de entre el 95 por ciento y el cien por cien de las
radiaciones ultravioletas, eviten el deslumbramiento, tengan una resistencia
adecuada en caso de impacto y proporcionen una visión "perfecta y
nítida". Y es que, tal y como ha comentado, las consultas oftalmológicas
suelen aumentar después del verano aunque, ha apostillado, las lesiones graves
suelen ser "excepcionales".
"Las
lesiones más comunes son las quemaduras de córnea. Más graves son las
quemaduras en la mácula, producidas por la exposición de los ojos a una luz muy
intensa. Por ejemplo, si se mira sin protección directamente al sol durante un
eclipse, se puede producir una quemadura en la mácula que puede ocasionar la
pérdida definitiva de la visión. Y si la exposición a la luz solar es crónica,
aparecerán las cataratas cuya solución es la cirugía", ha analizado.
En
este sentido, la especialista ha destacado la importancia de usar gafas de sol al
aire libre, en lugares acuáticos como playas o ríos así como durante la
práctica de actividades y deportes de invierno o de montaña.
Así,
ha informado de que existen diferentes tipos de gafas: las gafas polarizadas,
que mejoran el contraste y la visión ante el reflejo en agua o suelo gracias a
sus filtros que bloquean esta absorción; las gafas de espejo, con las que hay
que tener cuidado porque aunque penetra menos cantidad de luz hacia los ojos,
no protegen frente a las radiaciones ultravioletas; las gafas con cristales de
color ámbar, ideales para practicar esquí o actividades de montaña así como
para la navegación porque bloquean la luz azul; y las gafas con filtro anti
radiación infrarroja, que evitan la evaporación rápida de la lágrima pero no
protegen ante las radiaciones ultravioletas.
Respecto
a los menores, Gómez Pérez ha recordado que todas las lesiones que se producen
en la infancia a nivel ocular son "acumulativas" en el tiempo y que,
además, su cristalino es "más sensible" por ser permeable a los rayos
ultravioletas.
"Lo
mejor para proteger la retina de los menores es ponerles unas buenas gafas de
sol, con cristales adecuados y cuya montura cubra de manera suficiente su
rostro y evite así la entrada de luz desde diferentes ángulos", ha recomendado.
Finalmente,
la experta ha destacado la necesidad de aplicar protector solar facial 50 en
los párpados para evitar tumores; utilizar lágrimas artificiales si la
exposición al sol es larga; y lavar con suero fisiológico los ojos en el caso
en el que entre algo en ellos.
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