Nacemos
y sólo nos alimentamos de leche. Pero con los años va disminuyendo el consumo
de este producto tan valioso desde el punto de vista nutricional. Algunas
personas reducen su ingesta porque creen erróneamente que su consumo es
perjudicial o poco recomendable en adultos y otras porque con el tiempo su
organismo ha dejado de tolerarlo: les produce dolor abdominal, flatulencias y,
en los casos más severos, diarrea. En concreto, se calcula que el 15% de la
población tiene algún grado de intolerancia hacia la leche y sus derivados
debido a la lactosa, un azúcar que está presente en todas las leches de los mamíferos.
Los
expertos advierten que disminuir el consumo de lácteos es un grave error,
incluso para aquellos que no lo toleran. “Los lácteos son alimentos valiosos
desde el punto de vista nutricional, tanto por la cantidad de nutrientes que
proporcionan como por su calidad. Es bien conocida su importancia como fuente
de proteínas y de calcio; de hecho, los lácteos aportan más del 60% del calcio
que necesitamos, así que si los sacamos de la dieta es prácticamente imposible
ingerir el calcio necesario para nuestro organismo”, asegura Ana María López
Sobaler, profesora titular de Nutrición de la Universidad Complutense de
Madrid.
Lo
recomendable, explica la experta nutricionista, es tomar “entre dos y tres
raciones diarias en la población general, y entre tres y cuatro en mujeres
embarazadas, en periodo de lactancia, adolescentes, deportistas, y ancianos,
que tienen unas necesidades mayores de calcio y otros nutrientes”. Y en España
hacemos mal los deberes según datos de la Federación Española de Sociedades de
Nutrición, Alimentación y Dietética: se estima que entre el 20 y el 40% de niños,
un porcentaje superior de adolescentes y entre un 30 y un 45% de adultos
ingieren un número de raciones de lácteos inferior a lo recomendado.
Pero
¿cómo se pueden ingerir las raciones recomendadas si no se tolera la lactosa?
La solución más idónea se llama yogur. Así se aseguró durante el XVI Foro
Nacional de la Asociación de Enfermeras de Nutrición y Dietética, celebrado
entre el 2 y 4 de octubre en Toledo.
Las
ventajas del yogur
“Los
productos elaborados a partir de la leche tienen menos contenido de lactosa. El
yogur, en concreto, es de los que menos contenido tiene y es por este motivo
que muchos intolerantes se lo pueden tomar”, explica Ana María López. Por otro
lado, la experta señala que el yogur también “es más bueno desde el punto de
vista nutricional en comparación con otros derivados lácteos como el queso, que
lleva más grasas y sal”.
Otra
de las ventajas del yogur respecto a otros derivados lácteos es que “como
consecuencia del proceso de fermentación se produce la hidrólisis del 20-30% de
la lactosa de la leche. Además, las propias bacterias lácticas presentes en el
yogur ayudan a digerir la posible lactosa que pueda llegar al estómago,
eliminando las molestias gástricas”, explica la nutricionista.
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