Los
vecinos de la Avenida Marquita, de Dallas, se despertaron ayer con la policía
llamando a las puertas de sus casas. A Carleen Guerrero le tocó a las 5 de la
mañana, según relataba ayer la web del diario 'Dallas Morning News'.
"Llamaron con insistencia, porque eran las 5 y yo estaba dormida. Y cuando
me levanté y pregunté "¿quién es?", me dijeron, "la policía de
la ciudad"".
Cuando
les abrió la puerta, Guerrero se encontró con dos agentes y un miembro de los
Centros para el Control de las Enfermedades (CDC, según sus siglas en inglés),
que le informaron de que una persona que vivía al otro lado de la calle había
sido diagnosticada con ébola y le dieron folletos acerca de la enfermedad.
Otros vecinos recibieron llamadas telefónicas informándoles. Y también los hubo
que se encontraron en el felpudo de la puerta de casa con dos papeles con el
sello de los CDC, el título 'Ébola' y los 'Transmisión', 'Síntomas', 'Riesgo de
contagio' y 'Diagnóstico'.
Todas
esas actuaciones se habían desencadenado tras la detección, unas horas antes,
de ébola en una persona, cuya identidad no ha sido desvelada, que trabajaba
como profesional sanitario -presumiblemente una enfermera- y atendió a Thomas
E. Duncan, el ciudadano liberiano que fue el primer caso diagnosticado de ébola
en EEUU y que murió el miércoles. La persona tiene una concentración del virus
en sangre "baja", según dos tests que le han sido realizados.
Como
en el caso de la enfermera española, Teresa Romero, las autoridades
estadounidenses apuntan a un fallo humano. El director de los CDC, Thomas
Frieden, dijo en rueda de prensa que este caso "indica que hubo una rotura
del protocolo" de seguridad. Pero, también al igual que en el caso de
España, en EEUU no son capaces de decir dónde se rompió el procedimiento.
El
argumento del CDC es que las normas para la interacción con enfermos de ébola
han funcionado siempre. Así que, si algo va mal, la culpa no es de las normas,
sino de las personas. Según Frieden, la trabajadora sanitaria "no ha
podido identificar" un episodio concreto en el que se pudiera haber
producido la infección.
Una
portavoz de los CDC reafirmó esa postura al declarar a ELMUNDO ayer que
"nuestro director ha dicho que, en algún momento, debe haberse producido
alguna ruptura del protocolo". La misma persona dijo no tener más
información acerca de cuál había sido el error humano concreto. La nota de
prensa del CDC en la que se informaba del nuevo caso no mencionaba las causas
del contagio.
'La
aparente ruptura del protocolo'
La
Casa Blanca emitió ayer un comunicado hablando de "la aparente ruptura del
protocolo". Es decir con más cautela que los CDC. Según ese comunicado, el
presidente Barack Obama "ha ordenado" a la secretaria de Salud,
Sylvia Burwell, que "la investigación de los CDC sobre la aparente ruptura
del protocolo se realice tan deprisa como sea posible" y que "se
tomen los pasos necesarios para asegurar que el sistema sanitario está
preparado para seguir los procedimientos correctos".
El
diario 'The Washington Post' afirma hoy que "el caso plantea nuevas dudas
acerca de si los hospitales del país, con la excepción de unos pocos centros
altamente especializados, están verdaderamente preparados para tratar el virus
del ébola con seguridad, y si las enfermeras y médicos que están en 'primera
línea' han recibido la adecuada formación acerca del diagnóstico y el
tratamiento".
Duncan
había estado en el hospital el día 26 de septiembre, pero entonces no se le
identificó como potencial portador del ébola pese a tener más de 39 grados de
fiebre. Dos días después regresó, y entonces fue diagnosticado y aislado. A
partir de ese momento todo el personal médico que lo atendió tomó las medidas
de protección estipuladas por el CDC que incluyen el uso de un Equipo de
Protección Personal (PPE, según sus siglas en inglés). Fue entonces cuando la
enferma estuvo en "contacto intenso" con él.
En
este nuevo caso, fue la propia enfermera quien alertó a las autoridades de su
posible contagio en la noche del sábado. Como todo el personal que ha entrado
en contacto con pacientes infectados por el virus, la sanitaria se tomaba la
temperatura dos veces al día para detectar posibles signos tempranos de
infección. Entre el primer síntoma y su ingreso en aislamiento total en
Urgencias en el hospital pasaron "menos de 90 minutos" según declaró
en rueda de prensa Daniel Varga, jefe clínico del Hospital Presbiteriano.
La
paciente llevó "guantes, bata y máscara" en todo momento cuando
interactuó con Duncan, siguiendo las "precauciones del CDC". Varga
dijo estar "muy preocupado" de que una infección se haya podido dar
incluso en esas circunstancias. El Alcalde de Dallas, Mike Rawlings, agregó que
inmediatamente después de su ingreso, las autoridades descontaminaron y
aislaron el coche que permanecía en el garaje del hospital y que la paciente
usó para conducir hasta allí. Barandillas y otras piezas de mobiliario que pudo
haber tocado en su camino han sido también desinfectadas, al igual que su
domicilio.
Los
CDC están evaluando los posibles contactos que la enfermera tuvo desde la
aparición de los primeros síntomas -a partir de este momento es cuando se
considera a un paciente contagioso, no antes-. La enfermera cree que solo fue
una persona, según informó la cadena de televisión Fox News.
Los
laboratorios de los CDC en Atlanta realizaron ayer otro test para confirmar la
presencia del virus en la enferma. Frieden declaró que el resto de los
trabajadores que tuvieron contacto con Duncan desde su aislamiento pasarán a
estar vigilados por las autoridades sanitarias. Ninguno de éstos-incluyendo a
la enferma-forma parte de grupo de 48 personas que estaban ya bajo observación
en relación con el caso del liberiano. Aunque Frieden no descarta más casos en
ese grupo, insistió en que "no hay duda de que podemos romper los enlaces
en la cadena de transmisión [de la enfermedad]. Lo hemos hecho antes'.
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