Teresa
Romero Ramos, la auxiliar de enfermería contagiada por ébola en el Hospital
Carlos III de Madrid, contrajo la enfermedad al tocarse la cara con los guantes
con los que había entrado en la habitación del misionero Manuel García Viejo,
según ha anunciado el jefe de Medicina Interna del Hospital La Paz, Germán
Ramírez, quien ha hablado de un "descuido".
Romero
ha afirmado que se enteró por la prensa de su contagio y no por el personal
sanitario que la estaba atendiendo en urgencias del Hospital de Alcorcón
(Madrid). "Nadie me lo dijo, lo intuía pero me enteré por el móvil. Lo
sospeché porque la última vez entraron con un buzo blanco, pregunte al médico
por mi resultado y no habló claro. Vi el móvil y vi que había dado dos
positivos por ébola. No te dicen a la cara: oye Teresa, que tienes ébola",
según ha señalado en declaraciones a Cuatro recogidas por Europa Press.
La
sanitaria, que se encuentra ingresada en una habitación de seguridad del Hospital
Carlos III-La Paz, ha mantenido una breve conversación telefónica en la que se
la oía cansada y desorientada y donde se quejaba de no poder hablar porque se
le secaba la boca.
No
obstante, ha afirmado que se encuentra "algo mejor" y ha agradecido todo
el apoyo que está recibiendo del personal sanitario. "Estoy muy agradecida
a mis compañeros, pero en las autoridades sanitarias no pienso", ha
afirmado.
En
la entrevista ha afirmado que no sabe dónde pudo estar el fallo dentro del
protocolo de seguridad activado en el cuidado del misionero Manuel García
Viejo, que murió en septiembre por el mismo virus. No obstante, tal y como ha
señalado a la prensa Germán Ramírez "esta misma mañana hemos estado
revisando la cadena de contagio, la actividad dentro de la habitación durante
todo el tiempo que ella ha estado, el momento en cómo se ponía y quitaba el
traje. Y en uno de los momentos ella me ha comunicado la posibilidad de que
pudiera haber habido un contacto al retirarse los guantes y que hubieran podido
contactar con la cara. Tras las declaraciones que ella ha hecho hace un rato [a
Cuatro] he vuelto a hablar con ella y le he preguntado si es que es diferente a
lo que me ha contado y me ha dicho que está confusa con tanta llamada que está
recibiendo por teléfono y que es posible que haya tenido ese contacto. Y ya
está".
"Puede
ser que no haya sido un error, porque un error consiste en sabiendo las cosas
hacerlas mal, sino simplemente un accidente y que en el primer momento no ha
podido recordar por la situación clínica en la que estaba. Ella me ha
autorizado a dar esta información y es la única que voy a dar", afirma
Ramírez.
Ante
las preguntas de si el momento de retirada del traje se había grabado, este
médico ha señalado que cada vez que se entraba en la habitación había alguien
supervisando. "Ella cree recordar que todo ocurrió en la segunda entrada
que hizo ella en la habitación".
Si
ese momento de despiste de la auxiliar está anotado en el registro que el
personal médico llevaba sobre cualquier incidencia en la habitación, los
portavoces del hospital han evitado contestar. Aunque, ante la insistencia de
los medios, Yolanda Fuentes, subdirectora médica de La Paz, ha aclarado que
"este tipo de maniobras pueden pasar inadvertidas incluso para ella.
Cuando son advertidas, las registran inmediatamente porque son los primeros
interesados en que se haga así. Por eso a lo mejor han tardado tanto en poderlo
decir porque ha estado ella misma analizando el proceso. Siempre había alguien
supervisando cómo se quitaba o ponía el traje".
La
paciente afirma que les prepararon para usar los trajes de seguridad pero no
recordaba el tiempo de formación, aunque ha admitido que "no fue mucho
tiempo".
Por
otro lado, tal y como ha confirmado a EL MUNDO Fernando Simón, director del
Centro de Coordinación y Alertas del Ministerio de Sanidad, los trajes
utilizados tenían el nivel suficiente de seguridad. "Las máscaras están
por encima de lo recomendado. Los trajes que me han enseñado tienen el nivel de
seguridad adecuado. Aunque una persona esté supervisando cuando se ponen y se
quitan los trajes, si hay un fallo al quitarse o ponerse el traje, si es una
maniobra grosera se puede detectar pero si es un momento puede que no se diera
cuenta".
La
sanitaria ha señalado que su traslado al centro hospitalario de Alcorcón se
realizó en una ambulancia que no estaba preparada para dicha urgencia, además
ha explicado que los enfermeros que acudieron a su casa no iban con el traje de
protección especial. De hecho, todos esos sanitarios se consideran ahora
contactos de alto riesgo, según ha señalado Fernando Simón.
Además,
ha confirmado que días antes acudió a Atención Primaria donde le recetaron
paracetamol, aunque en ningún momento ella notificó a su doctora haber tenido
contacto con los misioneros fallecidos, según ha asegurado. Esta médico de
primaria también es otro de los contactos de alto riesgo a los que se les está
ofreciendo una vigilancia más estrecha. "Tampoco pensé que fuera ébola en
ningún momento", ha afirmado Teresa, reconociendo que ella no solicitó la
prueba durante los días que tuvo fiebre.
Asimismo,
ha afirmado que nadie del Gobierno central o regional se ha puesto en contacto
con ella, y que mantiene contacto con su marido y su madre, con está última
diariamente.
Apoyo
de sus compañeros
Las
declaraciones de los responsables del Carlos III no han tardado en despertar la
reacción del Consejo General de Enfermería, cuyo presidente, Máximo González
Jurado, ha asegurado en un comunicado que no van a permitir "que se
criminalice a los profesionales". El máximo responsable de los enfermeros
españoles ha pedido que "si Sanidad tiene evidencia científica de que
efectivamente se ha producido tal error que lo demuestren y hagan públicas las
pruebas a la mayor brevedad posible, pero si no es así, que hagan un ejercicio
de responsabilidad y coherencia y no "crucifiquen" a un profesional
que en estos momentos está luchando por sobrevivir a una letal infección, un riesgo
que ha asumido por cumplir con su deber y vocación de atender a un enfermo que
necesitaba sus cuidados". También ha añadido que "el trabajo, la
dedicación y la excelencia profesional con la que están trabajando los médicos,
enfermeras y auxiliares que están dando asistencia a los pacientes contagiados
de ébola merecen que las autoridades sanitarias hagan un ejercicio de
responsabilidad, lealtad y precaución a la hora de difundir cualquier mensaje a
los medios de comunicación".
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