Un
recorrido por los seis distritos de Sierra Leona más afectados por el ébola, y
la recogida de testimonios entre la población de localidades remotas, permite
sospechar que la propagación de la enfermedad es mucho más grave de lo que
reflejan los datos oficiales.
'El
número de fallecidos puede ser, como mínimo, dos o tres veces mayor que las
cifras publicadas por el gobierno de Freetown y la Organización Mundial de la
Salud (OMS)', asegura Joe Turay, rector de la universidad de Makeni. 'En muchas
aldeas', prosigue, "se entierra a los muertos sin saber si se trata o no
de casos de ébola, por lo que no son contabilizados como tales; además, sobre
todo en las últimas semanas, se oculta a los enfermos y se da sepultura
clandestinamente a las víctimas de la enfermedad, para evitar las medidas de
cuarentena y el estigma social del ébola".
Todo
indica que las autoridades de Sierra Leona están administrando los datos de que
disponen -sobre cuya precisión tampoco hay garantía alguna- con extrema
prudencia, para evitar que cunda el pánico entre la población y se produzca un
caos de desplazamientos masivos, que facilitaría la propagación del virus. Aún
así, las cifras oficiales de víctimas del ébola no paran de crecer. Desde que
el pasado sábado se anunció el fallecimiento de 121 enfermos, el número de
muertos ha doblado la media de las últimas semanas.
"Hace
poco los sanitarios y sepultureros de nuestro distrito nos dijeron que habían
registrado 143 muertes por ébola en los diez últimos días, y la cifra oficial
fue de tan solo diez", cuenta el misionero agustino René González.
"Durante los días del toque de queda nacional aparecieron varios cadáveres
ocultos. Y nos consta que en algunos pueblos se están haciendo enterramientos
por las noches, en secreto. Por eso, no nos cabe duda de que la epidemia está
fuera de control pero se trata de minimizar para que no haya reacciones de
pánico".
En
la propia capital se han producido algunos incidentes graves, que no han
saltado a los medios de comunicación. "Un cirujano español que trabaja en
el hospital Emergency de Freetown nos informó de que, días atrás, la policía
tuvo que disparar al aire para dispersar a una muchedumbre indignada porque los
perros estaban devorando unos cuerpos abandonados en la calle durante la
noche", comenta el sacerdote español José Luís Garayoa.
"Las
medidas de aislamiento no funcionan o ni siquiera existen en las zonas
rurales", explica el misionero javeriano Luís Pérez. "Resulta
evidente que la enfermedad no remite sino que aumenta de modo alarmante".
En
el hospital de campaña abierto por Cruz Roja española en Kenema, una de las
regiones con mayor extensión de la enfermedad, se ha atendido ya a más de 80
casos de ébola. Un 40% de los pacientes ha fallecido y se ha producido una
treintena de altas. En estos momentos hay veinte camas ocupadas, y se espera
alcanzar la capacidad máxima de 102 internos a comienzos de noviembre, antes de
lo que estaba previsto inicialmente, ya que ya que se ha convertido en centro
de referencia de la lucha contra la epidemia en una de las regiones más
afectadas de Sierra Leona.
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