Investigadores
del Instituto de Investigación Biomédica (IRB) de Barcelona han conseguido
generar un modelo de mosca de la fruta, ‘Drosophila melanogaster’, con cáncer
de colon que ha desvelado algunos rasgos genéticos de estos tumores en humanos.
En
una doble investigación, publicadas este miércoles en las revistas «PLoS One» y
«EMBO Reports», el equipo del IRB ha revelado también la función de un gen
relevante en el desarrollo de la enfermedad.
«La
novedad es que hemos generado el cáncer en un organismo adulto a partir de
células madre, que es lo mismo que ocurre en la mayoría de cánceres humanos, y
el modelo nos ha permitido identificar interacciones sutiles en el desarrollo
del cáncer que son imposibles de detectar con las técnicas actuales con
ratones», ha explicado el biólogo del IRB y líder del proyecto Andreu Casali.
Aunque
las moscas no tienen colon, tienen un intestino que funciona de la misma manera
que el intestino humano que incluye el colon y el recto.
Los
científicos del IRB han generado moscas mutantes para 2 genes alterados en la
mayoría de tumores de colon humanos, APC y Ras.
Gracias
a la facilidad para hacer estudios genéticos con Drosophila, los investigadores
han podido estudiar el efecto de 250 genes alterados en estos tipos de tumores
y han comprobado que de los 250 genes, el 30 % afectaban el crecimiento
mientras que el resto no provocaba cambios significativos.
«La
bondad del modelo es que nos permite explorar de forma rápida todas las
alteraciones genéticas, determinar cuales son importantes y cuales no y ver la
función que tienen», ha dicho Óscar Martorell, uno de los autores del estudio
publicado hoy en «EMBO Reports».
«Hacer
estos experimentos genéticos con ratones es muy largo y costoso, por lo que
tener este modelo en Drosophila nos permite analizar rápidamente nuevas vías
que puedan ser relevantes para el cáncer de colon», ha puntualizado, Francisco
Barriga, estudioso del cáncer de colon en modelos vertebrados y que también ha
participado en la investigación.
El
trabajo realizado durante cinco años es fruto de la colaboración entre el
Laboratorio de Morfogénesis en Drosophila y el Laboratorio de Cáncer
Colorrectal, los dos en el IRB Barcelona.
De
todos los genes con una función relevante, los investigadores focalizaron su
atención en el gen denominado ‘Mirror’ en Drosophila y ‘lrx’ en humanos.
Los
estudios con moscas condujeron a determinar que este gen favorece el
crecimiento de los tumores en las etapas iniciales del cáncer en humanos.
«El
problema con el cáncer humano es que sabemos muy poco de lo que ocurre en los
estadios iniciales. Nuestro modelo puede ayudar a entender mejor su evolución»,
ha augurado Casali, que ha aventurado que el gen humano ‘lrx’ podría convertirse
en una buena diana contra la que dirigir un fármaco «para prevenir, por
ejemplo, que los adenomas benignos vayan más allá».
Los
investigadores también han demostrado que las moscas se pueden usar para
estudiar moléculas candidatas a fármaco para combatir el cáncer.
La
mosca serviría, según los científicos del IRB, como plataforma intermedia entre
las fases in vitro y vertebrado porque reúnen las ventajas del in vitro, en las
que se pueden testar muchas moléculas con una dosis mínima de medicamento, y
tienen las virtudes de los modelos animales porque al ser un organismo vivo se
descartarían rápidamente las moléculas letales o las que se absorban mal.
«Si
de un millón de moléculas que se prueban in vitro, hay 2.000 que son
prometedoras, en vez de testarlas todas en ratones, la Drosophila podría ser
una buena opción para señalar las dos o tres más aptas. Se reducirían tiempo y
costes», ha remarcado Casali.
Con
esta finalidad, Casali ha iniciado colaboraciones con el grupo de Ernest Giralt
en el IRB Barcelona, experto en química farmacológica y diseño de péptidos,
para testar en moscas nuevas familias de moléculas para combatir el cáncer.
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