La
restricción de la ingesta calórica durante el tratamiento contra el cáncer
podría mejorar la respuesta al mismo, tal y como evidencia una investigación
llevada a cabo por el Instituto Francés de Salud e Investigación Médica de
Niza. Este trabajo, que ha sido publicado en la edición digital de 'Blood', la
revista de la Sociedad Americana de Hematología (ASH, por sus siglas en
inglés), expone que reducir el número de calorías de la dieta del paciente
oncológico durante un periodo definido podría mejorar el éxito del tratamiento.
La
explicación a ella la encuentran los expertos en que la ingesta calórica
"puede desempeñar un papel importante en la muerte de células
cancerígenas", así como mejorar la eficacia de terapias contra tumores
específicos. Así, cuando se consumen menos calorías, se reduce la cantidad de
nutrientes disponibles para las células del cuerpo, "lo que frena el
proceso metabólico y limita la función de algunas proteínas", indican. En
concreto, plantean que esta situación "podría ayudar a inhibir la
sobreexpresión de la proteína Mcl-1".
A
juicio del autor principal del estudio y miembro de este centro de
investigación galo, el doctor Jean-Ehrland Ricci, es posible mejorar la
eficacia de los tratamientos, así como la supervivencia de los pacientes de
determinados tipos de cáncer, "mediante la comprensión de la relación
entre el metabolismo y los supresores de cáncer".
Investigación
sobre ratones
Para
llegar a esta conclusión, el experto y su equipo de investigadores han
realizado seguimiento a ratones con linfoma de Burkitt y linfoma difuso de
células B, los cuales fueron separados en dos grupos. Al primero se le
administro una dieta con un 75 por ciento menos de calorías de lo normal,
mientras que el otro recibió una alimentación regular.
Tras
ello se volvió a estratificar a estos animales, pero esta vez en cuatro grupos,
estando dos de ellos bajo dieta normal y otros dos con alimentación baja en
calorías. De los dos primeros, uno recibió terapia experimental con ABT-737,
fármaco diseñado para inducir la muerte de células cancerosas, mientras que el
otro no. Por su parte, en los dos alimentados con restricción calórica también
se administro el tratamiento a uno sí y a otro no. Así, han observado que el
grupo con restricción calórica y bajo tratamiento "aumentó la
supervivencia respecto a los otros tres grupos". En concreto, la media de
supervivencia en este grupo fue de 41 días, mientras que ésta descendió hasta
los 33 en los que recibieron tratamiento y dieta regular. Por su parte, los que
no recibieron tratamiento descendieron ambos hasta los 30 días.
Además,
los expertos exponen que la combinación de la terapia y la dieta baja en
calorías "redujo el número de células de linfoma que circulaba en los
ratones". Esto sugiere "una sensibilización de las células del
linfoma al tratamiento", concluyen.
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