Más
allá del Alzheimer, existe un hecho fisiológico que es prácticamente
inevitable. Con la vejez, se va perdiendo la memoria y de ahí las preguntas
reiteradas y el no retener cosas que antes se mantenían en la mente sin tener
que hacer ningún esfuerzo. No es algo que solo le ocurra a los humanos, también
los roedores lo experimentan. Y de ahí que este modelo animal haya servido para
descubrir un hallazgo que podría ser el primer paso para encontrar una pastilla
para no olvidar. Adiós a los sudokus y a los ejercicios para mantener la mente
en forma, bienvenida la píldora para mantener la memoria.
Detrás
de esta idea que puede sonar a ciencia ficción está el Nobel Eric Kandel y su
equipo de investigadores de la Universidad de Columbia, en EEUU. Sus hallazgos
se publican hoy en la revista 'Science Traslacional Medicine' y son sencillos
de resumir: tras esa pérdida de memoria asociada a la edad existe la
deficiencia de una proteína. La consecuencia lógica de este descubrimiento
también en simple. Si dicha pérdida de memoria se asocia a la pérdida de una
proteína, elevando artificialmente los niveles de esta última se podría
conseguir que la memoria perdida volviera.
No
se trata de un deseo inalcanzable. Los investigadores ya lo han conseguido en
ratones. Y como señala a ELMUNDO.ES Scott Small, uno de los autores, el
hipocampo –donde se genera la proteína protagonista – de humanos y ratones es
extraordinariamente similar. "Tanto los hombres como estos roedores
desarrollan un perfil muy parecido de declive de la memoria asociado a la edad
y lo que hemos demostrado es que en las dos especies los niveles de la proteína
RbAp48 han disminuido en el hipocampo de los ejemplares mayores", resume.
El
estudio recién publicado consta de dos partes claramente diferenciadas. La
primera señala que la proteína RbAp48 disminuye con el envejecimiento, tanto en
ratones como en humanos. Para demostrarlo, los investigadores analizaron ocho
cerebros sanos (no afectados por Alzheimer) de personas jóvenes y mayores que
habían decidido donar su cerebro a la ciencia. Dentro del hipocampo –
concretamente en una parte denominada circonvuloción dentada (DG, en sus siglas
en inglés)-, la región del cerebro donde se forman los recuerdos, los autores
encontraron 17 genes cuyos niveles variaban mucho según la edad del donante. El
más afectado era el RbAp48, cuyos niveles se reducían en casi el 50% en los
cerebros envejecidos en comparación con los más jóvenes.
La
segunda parte del estudio es la que más implicaciones prácticas podría tener.
Una vez demostrado el hallazgo y que esta variación también estaba presente en
cerebros de ratón, los investigadores fueron más allá y se preguntaron qué
pasaría en un cerebro viejo al que se le aumentara el nivel del gen recién
identificado. Y lo que sucedió es que los ratones vivos a los que modificaron
genéticamente para expresar la proteína que codifica ese gen y aumentar sus
niveles no solo dejaron de perder memoria sino que recuperaron la misma
capacidad cognitiva que los animales más jóvenes.
Es
obvio que esto aún no se ha probado en humanos pero, según Small, ya se está
preparando el salto. Este investigador cree que es una "expectativa
plausible" el desarrollar un fármaco que revierta la pérdida de memoria
asociada al envejecimiento. "Teniendo una diana molecular válida, es
posible desarrollar intervenciones alrededor de esta", comenta.
Un
proceso reversible
Los
neurólogos españoles comparten el entusiasmo de los autores y definen el
hallazgo muy interesante. Guillermo García Ribas, coordinador del Grupo de
Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología y neurólogo en el
Hospital Ramón y Cajal de Madrid, cree que implica algo tan importante como que
la pérdida de memoria asociada al envejecimiento es reversible. "Hasta
ahora, no sabemos muy bien qué hacer con las personas sanas que pierden
memoria; igual que para el corazón recomendamos perder peso y hacer ejercicio,
para el cerebro intuimos que es bueno tener una vida relacional plena, pero no
tenemos nada que recetar", explica el especialista.
A
partir de este estudio, se intuye la posibilidad de poder desarrollar una
pastilla "que no solo revierta los problemas de memoria, sino que equipare
esta a la de los jóvenes". "Aunque suene a ciencia ficción, tiene
posibilidades", subraya.
García
Ribas cree que, antes de que eso suceda, habrá que ver qué tipo de fármaco es
el que consigue aumentar los niveles del gen y cuándo habría que empezar a
suministrarlo a la población.
Lo
que este experto no cree es que, a partir de este trabajo, se vayan a poder
descartar casos dudosos del Alzheimer. "Los médicos somos mejores
diagnosticando enfermedades que estados sanos, se llegará antes a una prueba
diagnóstica independiente del Alzheimer", añade.
Su
colega Pedro Bermejo, director médico en IB Neuroclinics, cree que en el
estudio falla la parte traslacional y habrá que ver si los resultados se pueden
traspasar a humanos. "Hay que coger los resultados con pinzas por el
momento, pero sin duda se abre una línea de creación de nuevas dianas
terapéuticas para tratar la pérdida de memoria asociada al
envejecimiento", comenta.
El
neurólogo señala también que, si se llegara a conseguir la pastilla para
revertir este problema –que afecta al 100% de la población que envejece- sería
tan grande el volumen de personas que habría que tratar "que no habría
sistema sanitario que pudiera soportarlo".
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