La
guerra al biberón en los primeros meses de vida del niño es una vieja batalla
que no se puede dar por ganada ni siquiera en los países desarrollados,
incluido España. Pese a que el Parlamento Europeo acaba de aprobar un
reglamento por el que se prohíbe que aparezcan en las etiquetas de la leche de
fórmula imágenes que idealicen este preparado alimenticio, mucho camino queda
por recorrer para poner cerco a las malas prácticas que ponen en peligro la
lactancia materna.
Los
datos hablan por sí solos. En nuestro país, el 76% de las mujeres salen del
hospital amamantando a su bebé. Tres meses después, esa cifra cae al 44%.
Comparado con países con bajas maternales similares, España se encuentra a la
cola. En Austria, por ejemplo, el 93% de las madres dan el pecho a su hijo en
el momento del alta y el 60% sigue haciéndolo tres meses después de abandonar
el hospital.
Unas
cifras similares se registran en Nueva Zelanda, Islandia, Hungría y Letonia.
Muchos países de nuestro entorno, en cambio, mejoran nuestra marca (Noruega,
Suecia, Dinamarca) aunque también es cierto que las madres gozan de bajas
maternales pagadas mucho más largas. Sin embargo, en todos estos casos las
mujeres que dan el pecho mientras están hospitalizadas rondan entre el 99% y el
92%, según el informe Estado Mundial de las Madres 2012 de Save de Children.
Los
expertos coinciden en recalcar la urgencia de mejorar las políticas
hospitalarias y formar a los profesionales que asisten a las mujeres durante
las primeras horas de vida del niño. «Está demostrado que hay una serie de
rutinas que benefician la lactancia materna en los hospitales, pero no están
sencillo introducirlas porque implican cambios importantes», señala el pediatra
Jesús Martín Calama, coordinador en España de la Iniciativa para la Humanización
de la Asitencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN).
En
nuestro país solo 16 centros hospitalarios (3%) están acreditados como «Hospital
amigo de los niños», mientras que otros 29 se encuentran en alguna de las
cuatro fases del proceso. Entre esos cambios, Calama señala que durante la
hospitalización la alimentación artificial tiene que «estar justificada» y «no
facilitar biberones a la madre por si acaso lo necesita». También apunta a la
actitud de los médicos y profesionales sanitarios que «deben dejar de lado el
perfil autoritario que inhibe el instinto de la madre y le hace pensar que ella
no sabe, que los que saben son los médicos». «Los hospitales donde los
profesionales cambian esta actitud mejoran los niveles de lactancia materna».
El
médico también apunta que con el actual sistema sanitario se da de alta a la
madre en el momento más crítico para la lactancia, es decir, cuando aún no se
ha producido lo que se denomina la subida de la leche. «A muchas les falta
apoyo. En el momento más difícil las mandamos a casa», señala el médico, quien
recuerda que los primeros quinces días «son duros y complicados».
La
presidenta de la Asociación Nacional de Matronas, María Ángeles Rodríguez,
explica que pese a que «se está haciendo un esfuerzo tremendo» por favorecer
que las madres den el pecho a sus hijos, «la realidad es la que es». «No hay
conciliación laboral y es muy fácil comprar leche de fórmula».
«Lo
he pasado fatal»
La
Liga de Lactancia Materna es el mejor testigo de las dificultades que tiene las
madres para amantar a sus hijos. En sus reuniones salen problemas de todo tipo.
«Las madres necesitamos más respeto y comprensión», comenta Paqui. Su hija con
apenas una semana de vida no coge bien el pecho. A primera vista no existe ningún
problema fisiológico que impida que la madre alimente a su hija. Sin embargo,
lo natural no tiene por qué ser siempre lo más sencillo. Ella achaca su
problema a la falta de formación y de acompañamiento de los profesionales en
los hospitales. «Lo he pasado fatal», comenta.
En
medio del cansancio y la desesperación, Paqui contactó con la Liga de la Leche.
Allí encontró a Silvia, una de las muchas monitoras que guían y forman a las
madres para que la lactancia materna sea una experiencia exitosa. «Ha sido mi
salvación», asegura aliviada. No ha hecho falta un remedio milagroso para el
mal de Paqui. Ha bastado con una conversación tranquila y un par de técnicas
sobre cómo colocar la niña en el pecho.
Cerco
a la lactancia materna
Pocas
madres lo saben pero la lactancia materna está protegida por la ley. En 2008,
España trasladó a su legislación el Código Internacional de Comercialización de
Sucedáneos de la Leche Materna. Este tratado surgió después de que la OMS
constatara que solo el 44% de los bebés del mundo en desarrollo son
amamantados. Para este organismo mundial, la incesante promoción de sucedáneos
de la leche materna está detrás de estas cifras negativas.
Este
código internacional suscrito por España prohíbe «la publicidad o cualquier
forma de promoción» de las leches de fórmula número uno (que se dan a los bebés
entre los 0 y los 6 meses) e incluso los biberones y las tetinas. Los
fabricantes y distribuidores «no deben facilitar directa o indirectamente a las
embarazadas o a las madres muestras de productos». Y menos los pediatras y los
profesionales sanitarios, «ya que las madres siempre priorizan la palabra del médico
y casi nunca se suelen enfrentar», afirma Chus Marcos, coaching de la Liga de
Lactancia Materna.
Pese
a que en España no hay estudios que confirmen los efectos disuasorios de este
tipo de publicidad para la lactancia materna, todos los expertos coinciden en
señalar que es «muy dañina». Para el doctor Jesús Martín Calama, coordinador en
España de la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y
la Lactancia (IHAN), «los hospitales deben cumplir la ley y no hacer publicidad
en las etiquetas de los biberones» que se dan a los niños que no pueden ser
amantados.
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