lunes, 5 de agosto de 2013

Guerra al biberón



La guerra al biberón en los primeros meses de vida del niño es una vieja batalla que no se puede dar por ganada ni siquiera en los países desarrollados, incluido España. Pese a que el Parlamento Europeo acaba de aprobar un reglamento por el que se prohíbe que aparezcan en las etiquetas de la leche de fórmula imágenes que idealicen este preparado alimenticio, mucho camino queda por recorrer para poner cerco a las malas prácticas que ponen en peligro la lactancia materna.

Los datos hablan por sí solos. En nuestro país, el 76% de las mujeres salen del hospital amamantando a su bebé. Tres meses después, esa cifra cae al 44%. Comparado con países con bajas maternales similares, España se encuentra a la cola. En Austria, por ejemplo, el 93% de las madres dan el pecho a su hijo en el momento del alta y el 60% sigue haciéndolo tres meses después de abandonar el hospital.

Unas cifras similares se registran en Nueva Zelanda, Islandia, Hungría y Letonia. Muchos países de nuestro entorno, en cambio, mejoran nuestra marca (Noruega, Suecia, Dinamarca) aunque también es cierto que las madres gozan de bajas maternales pagadas mucho más largas. Sin embargo, en todos estos casos las mujeres que dan el pecho mientras están hospitalizadas rondan entre el 99% y el 92%, según el informe Estado Mundial de las Madres 2012 de Save de Children.

Los expertos coinciden en recalcar la urgencia de mejorar las políticas hospitalarias y formar a los profesionales que asisten a las mujeres durante las primeras horas de vida del niño. «Está demostrado que hay una serie de rutinas que benefician la lactancia materna en los hospitales, pero no están sencillo introducirlas porque implican cambios importantes», señala el pediatra Jesús Martín Calama, coordinador en España de la Iniciativa para la Humanización de la Asitencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN).

En nuestro país solo 16 centros hospitalarios (3%) están acreditados como «Hospital amigo de los niños», mientras que otros 29 se encuentran en alguna de las cuatro fases del proceso. Entre esos cambios, Calama señala que durante la hospitalización la alimentación artificial tiene que «estar justificada» y «no facilitar biberones a la madre por si acaso lo necesita». También apunta a la actitud de los médicos y profesionales sanitarios que «deben dejar de lado el perfil autoritario que inhibe el instinto de la madre y le hace pensar que ella no sabe, que los que saben son los médicos». «Los hospitales donde los profesionales cambian esta actitud mejoran los niveles de lactancia materna».

El médico también apunta que con el actual sistema sanitario se da de alta a la madre en el momento más crítico para la lactancia, es decir, cuando aún no se ha producido lo que se denomina la subida de la leche. «A muchas les falta apoyo. En el momento más difícil las mandamos a casa», señala el médico, quien recuerda que los primeros quinces días «son duros y complicados».

La presidenta de la Asociación Nacional de Matronas, María Ángeles Rodríguez, explica que pese a que «se está haciendo un esfuerzo tremendo» por favorecer que las madres den el pecho a sus hijos, «la realidad es la que es». «No hay conciliación laboral y es muy fácil comprar leche de fórmula».

«Lo he pasado fatal»

La Liga de Lactancia Materna es el mejor testigo de las dificultades que tiene las madres para amantar a sus hijos. En sus reuniones salen problemas de todo tipo. «Las madres necesitamos más respeto y comprensión», comenta Paqui. Su hija con apenas una semana de vida no coge bien el pecho. A primera vista no existe ningún problema fisiológico que impida que la madre alimente a su hija. Sin embargo, lo natural no tiene por qué ser siempre lo más sencillo. Ella achaca su problema a la falta de formación y de acompañamiento de los profesionales en los hospitales. «Lo he pasado fatal», comenta.

En medio del cansancio y la desesperación, Paqui contactó con la Liga de la Leche. Allí encontró a Silvia, una de las muchas monitoras que guían y forman a las madres para que la lactancia materna sea una experiencia exitosa. «Ha sido mi salvación», asegura aliviada. No ha hecho falta un remedio milagroso para el mal de Paqui. Ha bastado con una conversación tranquila y un par de técnicas sobre cómo colocar la niña en el pecho.

Cerco a la lactancia materna

Pocas madres lo saben pero la lactancia materna está protegida por la ley. En 2008, España trasladó a su legislación el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna. Este tratado surgió después de que la OMS constatara que solo el 44% de los bebés del mundo en desarrollo son amamantados. Para este organismo mundial, la incesante promoción de sucedáneos de la leche materna está detrás de estas cifras negativas.

Este código internacional suscrito por España prohíbe «la publicidad o cualquier forma de promoción» de las leches de fórmula número uno (que se dan a los bebés entre los 0 y los 6 meses) e incluso los biberones y las tetinas. Los fabricantes y distribuidores «no deben facilitar directa o indirectamente a las embarazadas o a las madres muestras de productos». Y menos los pediatras y los profesionales sanitarios, «ya que las madres siempre priorizan la palabra del médico y casi nunca se suelen enfrentar», afirma Chus Marcos, coaching de la Liga de Lactancia Materna.

Pese a que en España no hay estudios que confirmen los efectos disuasorios de este tipo de publicidad para la lactancia materna, todos los expertos coinciden en señalar que es «muy dañina». Para el doctor Jesús Martín Calama, coordinador en España de la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN), «los hospitales deben cumplir la ley y no hacer publicidad en las etiquetas de los biberones» que se dan a los niños que no pueden ser amantados.

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