martes, 1 de julio de 2014

El olor de la malaria



La culpa es del olor. Los ratones infectados con el parásito de la malaria liberan un tipo de olor diferente al de los individuos no infectados, haciendo a los ratones infectados más atractivos para los mosquitos. Investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza), demuestran que si los mosquitos de la malaria encuentran a la víctima idónea a la que picar, el parásito 'Plasmodium' actúa para manipular a su huésped cambiando las características del olor corporal del individuo infectado, haciéndolo más atractivo para los hambrientos mosquitos.

La malaria es y sigue siendo una enfermedad temible que se transmite a los humanos por el mosquito Anopheles. El patógeno es un protozoo del género 'Plasmodium'. Si no se trata, el paludismo puede ser mortal, pero el parásito tiene un problema: para completar su ciclo de vida, con el tiempo debe ser adquirido por otro mosquito, algo que se produce cuando el insecto pica a una persona infectada, una fase de reproducción en la que el patógeno provoca un olor muy fuerte.

En este trabajo publicado en «The Proceedings of the National Academy of Sciences», los investigadores han visto que los ratones ya infectados eran más atractivos para los mosquitos debido a que tenían una alta concentración de gametocitos, las células reproductivas del parásito plasmodium, en su sangre. Cuando el mosquito consume dichas células junto con las de la sangre, comienza un nuevo ciclo de desarrollo en el intestino del mosquito.

Más atractivos

Los investigadores han visto que los agentes patógenos no parecen activar la expresión de componentes únicos del olor y tampoco han identificado ningún componente que existiera sólo en las personas infectadas. En cambio, los agentes patógenos de la malaria alteran los niveles de compuestos que ya están presentes en el olor de las personas no infectadas.

«Parece que hay un incremento general de varios compuestos que son atractivos para los mosquitos», explica la investigadora Consuelo De Moraes. Los investigadores creen que es lógico que las personas infectadas tengan un olor más atractivo pero no generen olores corporales muy específicos, sobre todo teniendo en cuenta que el agente patógeno de la malaria también puede tener efectos adversos en los mosquitos.

Para siempre

Más sorprendente es el hallazgo de que la infección de la malaria deja su huella en el olor corporal de por vida. Incluso cuando los ratones infectados ya no tenían síntomas, su olor corporal mostró que eran portadores del patógeno, aunque no todas las etapas de la enfermedad tenían el miso olor: el perfil de olor de la enfermedad aguda se diferencia del perfil que se encuentran en las personas que presentan las etapas posteriores a la infección por malaria.

Aunque los resultados obtenidos en este estudio no se pueden trasladar directamente a la malaria en los humanos, sugieren que efectos similares podrían estar involucrados en la atracción de los mosquitos por las personas infectadas. El equipo de De Moraes está investigando actualmente dicha posibilidad en un nuevo trabajo con personas en África.

Además de ayudar en los esfuerzos por desestabilizar la transmisión del paludismo a través de los mosquitos, los científicos esperan que los hallazgos de este trabajo también puedan ser utilizados para desarrollar nuevos procedimientos diagnósticos no invasivos que facilitarían la detección eficaz de las poblaciones humanas con infecciones por malaria, en particular con el fin de identificar a los individuos que de otro modo no expresan los síntomas pero siguen siendo capaces de propagar la enfermedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario