Cada
vez está más clara la influencia que la gestación y los llamados primeros 1.000
días de vida de un niño tienen para el resto de su vida. Numerosas
investigaciones han demostrado que las condiciones en las que se desarrolla la
primera infancia son críticas para el desarrollo de numerosos problemas de
salud posteriormente en la edad adulta. Desde diabetes y obesidad a problemas
del desarrollo o hipertensión.
Un
grupo de científicos jamaicanos acaba de añadir esta última a la lista de
secuelas de la malnutrición infantil, como han demostrado en la revista
Hypertension, de la Asociación Americana del Corazón (AHA).
Tras
comparar a 161 jóvenes de entre 28 y 35 años que habían sufrido problemas de
malnutrición en su infancia con otros 45 que habían sido adecuadamente
alimentados, los investigadores de la Universidad de West Indies (en Kingston)
alertan de una nueva secuela derivada de la pobreza infantil.
Concretamente,
el equipo dirigido por Terrence Forrester, director de la Unidad de Soluciones
para los Países en Desarrollo, observó que los primeros jóvenes tenían más
posibilidades de tener una elevada presión diastólica (el valor mínimo de la
tensión arterial) y mayor resistencia periférica vascular (un indicador de cómo
fluye el flujo sanguíneo por los vasos y que se considera un indicador de
enfermedad coronaria). "La vasoconstricción y una reducida densidad de las
arterias se han relacionado con la hipertensión en modelos humanos y
animales", explican en su estudio, donde apuntan que las penurias en los
primeros años de vida podrían ser la causa de problemas fisiológicos en el
desarrollo del sistema cardiaco.
"Si
las necesidades nutricionales en un periodo tan crítico, cuando todas las
estructuras del organismo son susceptibles a cualquier posible cambio
irreversible, puede tener consecuencias irreversibles en la anatomía del
corazón y el flujo sanguíneo para el resto de la vida", señala Forrester
en un comunicado divulgado por la AHA.
Y
aunque a menudo se asocia la malnutrición a países en desarollo, este
investigador recuerda que sólo en EEUU se calcula que existen 8,3 millones de
niños que vivían en el umbral de la pobreza en el año 2012. En España, sin ir
más lejos, esta cifra supera los 2,3 millones de niños
http://www.elmundo.es/espana/2014/06/24/53a8ba69ca474139768b456b.html.
Todos
esos millones de personas, alertan los científicos, tienen más probabilidades
de sufrir hipertensión en la edad adulta. Aunque ésta no es la única, ni la más
llamativa de las secuelas de la malnutrición en la infancia.
Entre
la larga lista de consecuencias que la ciencia ha sido capaz de constatar en
niños que han pasado hambre o necesidad durante sus cinco primeros años de vida,
destacan desde la obesidad o la diabetes, hasta los problemas cardiovasculares,
los retrasos en el desarrollo cognitivo y múltiples enfermedades crónicas. De
hecho, algunos estudios históricos, llevados a cabo con supervivientes de
grandes hambrunas han mostrado hasta un 25% más de riesgo de diabetes y cuatro
veces más probabilidades de fallecer por un problema cardiovascular a
consecuencia de la malnutrición materna durante el embarazo.
Como
alertaba hace apenas unas semanas un informe de la Sociedad Española de Salud
Pública y Administraciones Sanitarias (Sespas) es probable que muchas de estas
secuelas no den la cara hasta dentro de unos años, por lo que es importante
tomar desde ya medidas para frenar su impacto.
Ref:
Haz click aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario