Desde
el escandaloso engaño del científico surcoreano Woo Suk Hwang, quien en 2004
anunció a bombo y platillo haber clonado embriones humanos, la técnica de la
transferencia nuclear, comúnmente conocida como clonación terapéutica, había
quedado relegada tanto por la comunidad científica como por el público en
general. Sin embargo, casi 10 años después, Shoukhrat Mitalipov, investigador
de origen ruso que trabaja en la Universidad de Oregón (EEUU), arrojaba la
demostración definitiva de que era posible obtener células madre embrionarias
humanas a partir de una célula adulta mediante este proceso. Ahora, un año
después de este logro, el mismo grupo anuncia nuevos datos que demuestran que
ésta es la mejor técnica para obtener células que vayan a ser utilizadas con
fines médicos.
Lo
que muchos grupos de investigación pretenden es reprogramar células adultas
para que su reloj biológico dé marcha atrás y su estadio sea similar al que
tienen las células madre de los embriones, pues éstas pueden llegar a
convertirse en cualquier tipo de tejido. El objetivo es tener células o tejidos
de repuesto para tratar enfermedades incurables hoy en día.
La
técnica que hasta mayo de 2013 era la preferida por todos los científicos era
la inventada en 2006 por el científico japonés Shinya Yamanaka y por la que
compartió el premio Nobel de Medicina en 2012. El método nipón consiste en
añadir cuatro factores o genes que reprograman el mecanismo celular de una
célula adulta, como la de la piel, y la transforman en otra similar a las
células madre embrionarias, denominadas células de pluripotencialidad inducida,
más conocidas por sus siglas: iPS. Sin embargo, desde que esta técnica se
presentara en sociedad han sido muchos los grupos científicos que han comparado
las iPS con las células madre embrionarias y han visto que iguales iguales no
son. Las de Yamanaka tienen en su ADN marcas de su pasado adulto y esto hace
que muchos duden de su plasticidad y seguridad para fines terapéuticos, ya que
estas marcas pueden generar problemas cuando las células se inserten en el
cuerpo humano.
El
pasado año, Mitalipov logró reprogramar células adultas con la técnica de la
transferencia nuclear. Tomando el material genético de una célula adulta, como
las de la piel, lo inserta en un óvulo al que se le ha quitado su ADN y
mediante ciertos procesos químicos las células obtenidas son similares a las
células madre embrionarias y comparten el genoma de las de la piel.
Con
el estudio que ahora publica Nature, el equipo de Mitalipov ha dado un motivo
más para inclinar la balanza hacia la técnica de la clonación. Este grupo ha
comparado líneas celulares de tres orígenes distintos, algo que hasta ahora
ningún científico había realizado ya que sólo el equipo de Mitalipov ha logrado
la clonación con células humanas. Así, realizaron múltiples pruebas a cuatro
líneas celulares obtenidas con transferencia nuclear, a siete de iPS y a dos de
células madre embrionarias. Los resultados evidencian que las más similares a
las embrionarias -las más plásticas de todas- son las fabricadas con la
transferencia nuclear.
Por
lo que han comprobado, las células iPS tienen más mutaciones en su ADN que las
células del método de Mitalipov, aunque éstas no están exentas de presentar
alguna variación en su genoma. Además de estos cambios, las de Yamanaka también
tienen más marcas epigenéticas. Es como si entre los dos métodos de
reprogramación, el de la transferencia nuclear lograra formatear la célula
adulta de una manera más eficaz que el de Yamanaka borrando todo su pasado.
"Creemos
que la diferencia es notable. El método de transferencia nuclear elimina
fielmente la memoria de las células de la piel y las convierte en células madre
embrionarias. El método de las iPS produce una célula con significativas
diferencias y anomalías", afirma en un comunicado Mitalipov.
Sin
embargo, otro investigador ajeno a este grupo no comparte totalmente esta
afirmación. Para Ángel Raya, director del Centro de Medicina Regenerativa de
Barcelona (CMRB), que existan más diferencias en las células iPS "era algo
esperable porque el mismo Mitalipov ya había hecho pequeños análisis en sus
publicaciones anteriores. Lo sorprendente es que en todos los análisis que se
han hecho ahora las células obtenidas por transferencia nuclear están a mitad
de camino entre las iPS y las células madre embrionarias. Es decir, no son tan
idénticas a estas últimas como uno hubiera pensado, aunque es cierto que son
más similares que las iPS".
Por
otro lado, Raya adelanta que habrá que esperar a otros estudios donde se evalúe
la funcionalidad de cada tipo celular. "Todavía no sabemos la consecuencia
funcional de estas diferencias. Además, según otro dato de este trabajo, una de
las líneas de iPS no presentaba ninguna mutación. Hoy en día se pueden hacer
análisis del genoma para seleccionar aquellas líneas libres de mutaciones y así
no habría este límite para su uso terapéutico".
Otro
tema es la diferencia en el precio de estas terapias. "Mientras que el
coste de la reprogramación de Yamanaka está en torno a los 15.000 euros, el de
la transferencia nuclear además de esa cantidad hay que sumarle otros 250.000
euros porque requiere de un equipo muy sofisticado. Además, una limitación
añadida de este procedimiento es que requiere de ovocitos de donantes",
apunta Raya.
De
momento, el guante está lanzado, habrá que esperar a ver quién gana el duelo si
el Nobel de Medicina, Shinya Yamanaka, o el investigador que trajo de nuevo los
valores de honestidad y relevancia al campo de la transferencia nuclear.
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