miércoles, 23 de julio de 2014

Vitamina D: La beneficiosa cara oculta del sol



La vitamina D, desde su descubrimiento, ha mostrado matices peculiares. Inicialmente se asoció al raquitismo, pues su carencia impide la absorción de calcio y los huesos se debilitan y curvan, provocando malformaciones irreversibles. Por eso se la conoce también como calciferol.

Pero curiosamente se observó que los niños con raquitismo tenían una mayor probabilidad de padecer neumonía o tuberculosis, lo que ya sugería que además de su influencia sobre el esqueleto, la vitamina D tenía también efectos extraóseos relacionados con el sistema inmunitario.

Casi un siglo después de su descubrimiento se sabe que «de vitamina solo tiene el nombre, en realidad es una hormona esteroide de la que hay receptores en todas las células del organismo: huesos, músculos, cerebro, mamas, próstata, pulmón, tejido adiposo, sistema digestivo y sistema inmunológico», explica el doctor Manuel Sosa Henríguez, catedrático de Medicina de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. En realidad, funciona como un interruptor que enciende y apaga unos mil genes.

Con tantas dianas, no es de extrañar que la lista de patologías con las que se asocia su déficit sea cada vez más larga. Además de sus efectos sobre el esqueleto, los niveles bajos de vitamina D aparecen unidos al cáncer, la diabetes, las enfermedades autoinmunes, cardiovasculares o la esquizofrenia. Está implicada en la hipertensión y un estudio publicado en abril de este año en el «Journal of the American Geriatrics Society» sugiere que hay una relación entre su escasez y el deterioro cognitivo.

También es consistente la relación entre los bajos niveles de esta «vitamina-hormona» y la mortalidad por cualquier causa, independientemente del país, el sexo y la estación del año, según un estudio del mes pasado publicado en «British Medical Journal». Que se considere la época del año es relevante, ya que esta vitamina se sintetiza en la piel por exposición a los rayos ultravioleta B del sol y presenta un mínimo en invierno.

Relación causa-efecto

Sin embargo, pese a las crecientes evidencias que relacionan la vitamina D con diversas patologías, no se ha establecido de forma clara una relación causa-efecto. Algunos expertos sugieren que, en realidad, la llamada «vitamina del sol» podría ser un mero «centinela» de la salud general del organismo, y que sus niveles bajos estarían delatando simplemente algún problema de salud. Es decir, que la asociación hallada puede interpretarse también en sentido inverso: algunas patologías llevan a un déficit de esta vitamina.

Esta controversia se recoge en el propio «British Medical Journal», que publica artículos a favor de la «supervitamina» pero también en contra: «Un artículo reciente defiende que no son los niveles de esta vitamina los que influyen, sino que los pacientes tienen otras patologías y la vitamina D es un testigo que refleja cómo está el organismo», resalta el doctor Sosa, que se declara «enamorado» de esta vitamina: «Cuanto más la estudio más me gusta».

El único efecto probado hasta la fecha, explica Sosa Henríquez, es el que tiene sobre el aparato músculo-esquelético en conjunto, en concreto en la prevención de caídas: «Se ha visto en un estudio transversal que los pacientes con niveles más bajos de vitamina D se caían más. Y al darles un suplemento de esta vitamina, el estudio demuestra que se caen menos, porque ayuda a fortalecer la musculatura».

En el resto de las patologías faltan estudios para probar esa relación, sostiene Sosa: «Lo que no se ha hecho es coger a dos grupos con la misma enfermedad y a uno suplementarlo con vitamina D, además de su tratamiento, y ver si mejora frente al grupo control, que no recibe un aporte extra», señala.

Lo que abundan, en cambio, son los metaanálisis, es decir, la revisión de muchos estudios ya efectuados, para sacar conclusiones de grandes grupos de población: «Al tener mayor número de casos llegan a conclusiones que igual los investigadores originales no pudieron obtener. Pero, por otro lado, estos análisis son tremendamente manipulables, por ejemplo, en la selección de los estudios que incluyen», aclara.

Cáncer

Se han publicado muchos trabajos sobre cáncer de colon, puntualiza el doctor José Robledo, de la unidad de Dietética, Nutrición e Investigación de MD Anderson Cancer Center de Madrid. En este tumor, que va en alza, la vitamina D parece tener un papel preventivo en la formación de pólipos intestinales, un signo de alarma, ya que pueden llegar a malignizarse. Los estudios observacionales realizados en EEUU muestran una mayor incidencia de poliposis intestinal en personas con un déficit de calcio y vitamina D. En aquellos que toman suplementos la incidencia es menor.

Sin embargo, «esto no quiere decir que todo el mundo tenga que tomar un extra de vitamina D y calcio para evitar el cáncer de colon», resalta. Entre otras cosas porque la «buena relación» entre esta vitamina y la salud sigue una curva en «J» invertida. Esto significa que por encima de una determinada cantidad los efectos beneficiosos desaparecen, puntualiza el doctor Sosa Henríquez. Los valores adecuados están en el rango de 30 a 60 nanogramos por mililitro medidos en sangre en forma 25-hidroxivitamina D, que refleja el estado de la despensa del organismo.

Un estudio publicado en «Journal of Clinical Oncology» en 2010, investigó la influencia del uso de calcio y vitamina D en la recurrencia o supervivencia de pacientes con estadio avanzado de cáncer de colon. «Los datos reflejan que no hay relación directa en recurrencia ni datos concretos sobre la supervivencia, pero sí se observó una menor toxicidad del tratamiento con quimioterapia», destaca el doctor Robledo, que es también profesor de Dietoterapia de la Universidad San Pablo CEU. En pacientes con cáncer de colon hay menor absorción de calcio, porque se lleva a cabo en esta parte del intestino ahora dañada. Añadir vitamina D hace que la absorción del mineral sea más eficaz y pueda llegar mejor al hueso, con lo que se generan menos problemas, detalla este especialista.

En cáncer de mama, ovario y próstata, los datos sugieren también una acción beneficiosa de los suplementos de vitamina D administrados conjuntamente con el tratamiento. Igual ocurre en los tumores de próstata, apunta Robledo, que como conclusión resalta que esta vitamina «además del papel protector en el cáncer de colon, en otros tumores puede tener un papel beneficioso para disminuir el efecto tóxico del propio tratamiento». Y coincide con Sosa Henríquez en la necesidad de hacer estudios para ver el efecto de la vitamina en cada patología.

En cualquier caso, los especialistas cada vez están más atentos a los niveles de esta vitamina cuyo principal aporte proviene del sol. Un estudio publicado en abril en «Southern Medical Journal» encontró que de 2008 a 2010 los diagnósticos de deficiencia de vitamina D se había triplicado.

Diabetes e hipertensión

Entre los muchos estudios recientes, algunos relacionan los bajos niveles de vitamina D con un mayor riesgo de desarrollar diabetes entre las personas que tienen ya una situación previa, denominada prediabetes, con niveles de glucosa en sangre rozando la patología. Los datos presentados en la reunión de la Sociedad de Endocrinología americana (ICE/ENDO) mostraban que en personas con déficit de esta vitamina y prediabetes, el riesgo de desarrollar la enfermedad disminuía en un 8% por cada unidad de vitamina D incrementada. Sin embargo, no se podía asegurar que el efecto preventivo funcionara en personas con niveles normales de esta vitamina, que actúa aumentando la secreción de insulina y disminuyendo la resistencia a esta hormona.

También parece ser beneficiosa para regular la tensión arterial, ya que está implicada en la secreción de la hormona que la regula y en la resistencia vascular. «The Lancet Diabetes & Endocrinology» acaba de publicar un estudio al respecto.

Neurodegenerativas

Aunque se desconocen las causas de la esclerosis múltiple (EM), se considera que en su desarrollo intervienen una mezcla de factores genéticos y ambientales. Y entre estos últimos todo apunta a que el déficit de vitamina D juega un papel importante. De hecho se ha comprobado que en los países situados más al norte, con menos horas de sol y más déficit de vitamina D, hay más casos de EM.

«Mediante resonancia magnética se ha visto que al asociar la vitamina D con los inmunomoduladores que se utilizan en el tratamiento de la esclerosis múltiple, aparecen menos lesiones activas inflamatorias», explica Mar Mendibe, neuróloga del hospital universitario de Cruces y secretaria del Grupo de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología.

Pero aquí tampoco se puede demostrar una relación causa efecto, resalta. De nuevo faltan estudios que prueben la relación causa efecto: «Hoy por hoy, no se ha demostrado que los suplementos externos de vitamina D ayuden a frenar la enfermedad o prevenirla», concluye.

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