Gran
parte de las enfermedades actuales se debe a un hábito de vida inadecuado y al
alejamiento de la dieta mediterránea, según Jara Valtueña, del Grupo de
Investigación en Nutrición, Ejercicio y Estilo de Vida Saludable (Imfine) de la
Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Jara Valtueña.
La
investigadora asegura que unos hábitos de vida inapropiados nos llevan a un «incremento
desmesurado del sobrepeso, la obesidad y sus patologías asociadas». A su
juicio, la gente debe dar el «salto al cambio de mentalidad: del tratamiento de
enfermedades a la prevención».
Para
la experta, la base está en unos buenos modelos de prevención, tanto en la
aparición de enfermedades como en la prevención de recidivas en caso de
tenerlas, y para ello, «los esfuerzos deben centrarse en fomentar hábitos de
vida saludables donde la actividad física y la nutrición cumplen un papel
fundamental».
De
esta manera, es necesario «transmitir y hacer consciente a la población de la
importancia de cuidarse uno mismo diariamente con una alimentación variada,
equilibrada y moderada realizando actividad física diaria -explica Valtueña-.
Como el organismo va cambiando y las demandas no son las mismas, cada grupo de
edad necesita cuidarse atendiendo a factores distintos».
Vitamina
D
De
esta manera, en el niño es importante aumentar la ingesta de determinados
nutrientes como las proteínas, el hierro o el calcio, «tan importantes para su
crecimiento y desarrollo». Asimismo, les viene bien hacer ejercicio durante 60
minutos diarios, ya que favorece muchos sistemas fisiológicos, como el aumento
de la masa muscular y con ello un mayor consumo energético. Por su parte, las
niñas, con la menstruación, sufren pérdidas de hierro y el riesgo de
osteoporosis se incrementa, por lo que «es necesaria una adecuada ingesta de
hierro, calcio y vitamina D», señala .
En
los adultos, en cambio, el metabolismo disminuye y se recomienda que se realice
diariamente actividad física al menos 30 minutos. Respecto a las personas
mayores, «es fundamental vigilar que come», ya que están en riesgo de carencias
nutricionales por una baja ingesta, pérdida de apetito, etc. «También hay que
educarles para que adquieran el hábito de hidratación constante sin sed», añade
la investigadora.
Además,
y esto recomendado a todas las franjas de edad, «unos adecuados niveles de
vitamina D son necesarios para la formación del hueso, contracción muscular,
regular el sistema inmunológico, también participa a nivel neurológico
regulando el estrés, la depresión, y se ha relacionado con la prevención del cáncer,
diabetes y enfermedades cardiovasculares».
En
varios estudios llevados a cabo en Imfine a nivel europeo se ha encontrado una «deficiencia
de vitamina D en torno a un 80 por ciento entre los adolescentes», incluyéndose
los españoles, por lo que «aumentar la ingesta por ejemplo de pescado azul a
dos veces por semana y tomar el sol diariamente al menos 15 minutos sin
protección solar es recomendable para optimizar su estado», apunta Valtueña.
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