Varios
medios hablaban antes del Mundial de Brasil de la posibilidad de que el dengue,
«una grave enfermedad tropical, (...) para la que no existe vacuna», se
propagase entre los millones de visitantes que han acudido y acudirán al país
sudamericano con motivo de la cita futbolística. Y resaltaban también la
posibilidad de que esta dolencia se extendiera después por Europa, y más teniendo
en cuenta que según algunos científicos la Organización Mundial de la Salud
subestima el número de casos de dengue. ¿Puede ocurrir esto? ¿Hay motivos para
alarmarse?
«La
amenaza del dengue en Europa se ha incrementado en los últimos años, con miles
de viajeros infectados llegando al continente anualmente», explica Bettina
Menne, directora del Programa de Cambio Climático en el Centro Europeo para la
Salud y el Medio Ambiente de la OMS. Es decir, que el dengue ya estaba en
Europa antes del Mundial de Brasil.
«En
Europa, el dengue es la segunda enfermedad febril que causa más
hospitalizaciones entre los viajeros que vuelven del extranjero», añade. Por
ello, a finales de 2013, los países europeos ya pusieron en marcha un programa
de seguimiento y control de los mosquitos transmisores del dengue y de los
casos de la enfermedad.
Según
explica, durante siete años, el objetivo de este programa será «evitar la
reintroducción y el reestablecimiento de los mosquitos y la dispersión de la
enfermedad que portan». Pero, a pesar de estos esfuerzos, la enfermedad, ya se
ha contagiado entre europeos en Croacia, Francia y Portugal.
¿Qué
riesgos hay en el Mundial?
Según
explican David Harley y Elvina Viennet, del Centro Nacional de Epidemiología y
Salud de Australia, en la revista «The Lancet», los que vayan a Brasil pueden
contraer hepatitis, gripe, tifus, dolencias gastrointestinales y rabia, entre
otras. También es posible contraer del dengue, tal como explicaba Simmon Hay en
la revista Nature, en un campeontato en el que se van a vender cerca de tres
millones de entradas y que van a visitar un millón y medio de extranjeros.
Pero
en cuanto al dengue, varios expertos resaltan el importante papel que pueden
desempeñar los sistemas sanitarios para frenar la enfermedad. Y, aunque aún no
se pueda conocer el alcance de su posible propagación, no parece haber motivos
para hacer saltar las alarmas, más allá de la necesidad de protegerse de los
mosquitos y de controlar los casos de infección.
Según
Juan García Costa, vocal de la Red Europea para el Diagnóstico de Enfermedades
Virales «Importadas», ENIVD, «en el caso de que un paciente llegue infectado a
España, la posibilidad de diseminación del virus es muy pequeña por la escasa
distribución de sus vectores en nuestro país y nuestros sistemas de prevención
y control sanitarios».
Y
España no es el único país que puede protegerse. De acuerdo con las tesis de
Harley y Viennet, los viajeros que vayan a Brasil probablemente «puedan acceder
a buenos cuidados médicos» en sus países de origen, ya sea en sudamérica u
otros lugares, por lo que los riesgos de que se produzcan casos mortales o
graves se reducen.
Además,
en mayo el equipo de Rachel Lowe publicó los resultados de un modelo estadístico
que permite prevenir con tres meses de antelación los riesgos de contraer el
dengue en una región determinada, lo que podría ser muy útil para combatir a
esta enfermedad en el futuro.
«Utilizamos
predicciones meteorológicas y climáticas y analizamos la situación del dengue
en ese momento», explica la directora del estudio publicado en «The Lancet»,
que muestra los riesgos de contraer la enfermedad en varias zonas de Brasil. «El
modelo le permite a los gobernantes llevar los recursos a las regiones donde más
falta van a hacer».
Según
sus predicciones, hay tres regiones donde hay un riesgo alto de que se produzca
un brote de dengue y en las que se han celebrado partidos del Mundial: se trata
de las ciudades de Natal, Fortaleza y Recife.
Por
fortuna, según las estimaciones del Ministerio de Salud de Brasil en mayo, el número
de casos de dengue se redujo en un 65 por ciento respecto al año anterior y el
número de muertes cayó un 78 por ciento, gracias a los trabajos desempeñados
por las campañas de erradicación de los mosquitos transmisores.
¿Qué
medidas se han tomado?
El
Ministerio de Salud de Brasil ha lanzado una campaña, que ha costado 119
millones de euros, para aconsejar a los viajeros que eviten las picaduras de
mosquitos, vistiendo ropa que proteja, usando repelentes o aire acondicionado
en vez de abrir las ventanas, por ejemplo.
Además,
las autoridades de Brasil han lanzado medidas de control de los mosquitos que
incluyen visitas puerta a puerta para acabar con el agua estancada en la que
pueden crecer los insectos. Por una parte han retirado los tiestos, botellas o
ruedas en las que se pudiera acumular el agua, y por otra, han dado
recomendaciones a la población para que lo evite y además aprenda a reconocer
los síntomas del dengue.
Aparte
de en Brasil y otros muchos países situados en regiones endémicas del dengue,
como Perú o Indonesia, en Francia ya se luchó contra esta enfermedad en años
anteriores. En general, las recomendaciones de la OMS para frenar al dengue son
tres: controlar al mosquito, evitar la enfermedad y limitar la expansión.
¿Qué
es el dengue?
El
dengue es una enfermedad emergente, o sea, que está en pleno proceso de expansión,
en el sureste asiático, la región del Pacífico y América, según la OMS. Se
preveé que su extensión sea rápida e intensa porque la mitad de la población
mundial vive en regiones endémicas de dengue, es decir, en las que está
presente de forma habitual.
El
70 por ciento de la mortalidad de esta enfermedad se concentra en Asia
sudoriental y en el Pacífico occidental. Además, en los últimos años, la
incidencia y la gravedad de la enfermedad han aumentado rápidamente en Latinoamérica
y el Caribe. En las regiones de África y el Mediterráneo Oriental también se
han registrado más brotes de dengue en los últimos 10 años, y en 2010, se
notificó la transmisión indígena del dengue en dos países de Europa.
Está
provocada por el virus del dengue, del que existen por lo menos cuatro
variedades distintas, (DEN 1, DEN 2, DEN 3 y DEN 4). Es un virus que se
transmite por vía sanguínea y que genera una respuesta defensiva del sistema
inmunitario que origina los síntomas de la enfermedad.
¿Es
muy letal?
A
pesar de su gran capacidad de expansión, se trata de un virus que en el 80 por
ciento de los casos no provoca síntomas. El cinco por ciento sufre la versión
severa de la enfermedad y el uno por ciento sufre infecciones que amenazan su
vida, según las bases para el diagnóstico, tratamiento, prevención y control
del dengue de la OMS.
¿Cuáles
son los síntomas?
Los
síntomas están relacionados con la respuesta inmune del organismo a la infección
del virus. Suelen ser fiebre alta, dolores de cabeza, dolor en las
articulaciones y los músculos, vómitos y sarpullido, según el Instituto
Nacional de Enfermedades Infecciosas y Alergias de Estados Unidos (NIH).
Las
variantes severas de la enfermedad dañan a órganos como la médula ósea o el hígado.
Además, cuando en un paciente infectado se produce una segunda infección, la
respuesta inmunitaria puede desencadenar un proceso mucho más grave donde
pueden aparecer hemorragias que pueden derivar en un shock por dengue que causa
sangrado masivo y puede llegar a la muerte.
¿Se
puede tratar?
Según
el NIH, no hay un tratamiento específico, y la enfermedad se pasa después de
hasta dos semanas de síntomas. Hasta ese momento, es útil «ingerir abundantes líquidos,
reposar y tomar medicamentos contra la fiebre, distintos a la aspirina». Las
variantes severas de la enfemedad obligan al afectado a ir al hospital y
recibir abundantes líquidos. Actualmente, hay varios proyectos para elaborar
vacunas contra el dengue.
¿Cómo
se transmite?
El
virus se transmite a través de mosquitos del género Aedes que portan la
enfermedad y que la pasan al ser humano (se dice de ellos que son vectores del
dengue). Uno de ellos es Aedes albopictus, el conocido como mosquito tigre.
Estos mosquitos también transmiten el virus Chikungunya y el de la fiebre amarilla.
En
total, hacen falta tres semanas para que el virus se transmita entre dos
humanos. Primero hace falta un período de incubación en el mosquito de unas dos
semanas, y luego otro de unos cinco días en el humano.
Cuando
pasan entre cuatro y siete días desde que el mosquito portador del dengue pica
a una persona, pueden aparecer los primeros síntomas.
Por
todo esto, la transmisión del virus depende en gran medida del número de
mosquitos, de la cantidad de enfermos susceptibles de contagiar la enfermedad y
de la tasa de contacto entre mosquitos y humanos. Con todo, la transmisión
sigue un patrón estacional y es máxima a finales de verano, en la época
lluviosa, y en períodos calientes, según un estudio llevado a cabo en 2011.
¿Por
qué se está expandiendo?
Los
científicos relacionan su reciente expansión, con el crecimiento de las
ciudades, la pobreza, el comercio y los viajes internacionales, el desarrollo
de las poblaciones de mosquitos y el cambio climático.
Según
explica Bettina Mene, directora del programa de Cambio Climático de la OMS, el
calentamiento global incrementa el riesgo de contagio del dengue. Por una
parte, unas «temperaturas más elevadas favorecen el desarrollo de las larvas y
el crecimiento de los mosquitos», en las zonas donde antes no habrían crecido.
Por
otra parte, el aumento de las lluvias incrementa la aparición de sitios
encharcados o inundados donde los mosquitos se alimentan, mientras que su
descenso lleva a la gente a almacenar agua en contenedores que los insectos
pueden aprovechar.
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