Sólo
siete gramos de fibra más al día. Esa pequeña cantidad, equivalente a una
ración de cereales integrales sumada a otra de legumbres o más de dos piezas de
fruta, podría ser suficiente para reducir un 9% el riesgo de sufrir un problema
coronario o cardiovascular.
Aunque
los beneficios de la fibra en la salud son bien conocidos desde hace tiempo, el
artículo que esta semana publica la revista British Medical Journal es uno de
los más amplios en relacionar este nutriente con un importante grado de
protección frente a los problemas de corazón.
Científicos
de la Universidad de Leeds (Reino Unido), analizaron esta cuestión en 22
estudios diferentes publicados entre 1990 y 2013. Además, analizaron distintos
tipos de fibra, como la soluble (que se puede obtener de las legumbres, avena,
frutos secos, cebada...), la insoluble (principalmente presente en cereales
integrales) o la que los participantes ingerían a partir de fruta, verdura,
otros cerales u otras fuentes diferentes (incluidos suplementos).
Sus
conclusiones demostraron que las personas que ingieren mayor cantidad de fibra
(sobre todo quienes lo hacen a través de la fibra natural que contienen los
alimentos) tienen menor riesgo de sufrir un problema coronario (como algún
trombo derivado de la obstrucción de la arterias) o cardiovascular. Además, la
protección observada fue proporcional a la cantidad de este ingrediente: por
cada siete gramos adicionales de fibra, se reducía un 9% su riesgo.
La
buena noticia es que esos siete gramos son relativamente fáciles de alcanzar, y
coinciden con las recomendacioens actuales de llevar una alimentación rica en
fibra. Los autores, encabezados por Victoria Burley, recuerdan que podrían
cumplirse comiendo una porción de cereales integrales y una ración de legumbres
o bien entre dos y cuatro piezas de fruta al día. Teniendo en cuenta que los
problemas cardiovasculares están detrás de casi el 48% de las muertes en
Europa, la fibra podría tener unas repercusiones enormes en número de vidas
salvadas, apuntan.
Eso
sí, recuerdan que sus resultados son aplicables únicamente a la fibra de los
alimentos, no a los extractos o a la fibra aislada; "por lo que cualquier
mensaje público debe reflejar esto necesariamente".
En
esta línea, Robert Baron (de la Universidad de California, EEUU) señala en un
editorial en la misma revista que los médicos deberían seguir recomendando a
sus pacientes la necesidad de ingerir abundante fibra a través de su dieta. Y
aunque subraya que al menos la mitad de ella debería proceder de cereales
integrales, admite que las actuales etiquetas de los alimentos no siempre
permite identificar fácilmente qué cereales son realmente integrales en el
supermercado.
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