jueves, 9 de mayo de 2013

Volver a conducir tras un ictus



Tras sufrir un infarto cerebral, muchos pacientes sufren importantes secuelas que les impiden continuar con su vida anterior. En gran parte de los casos, la rehabilitación permite recuperar las antiguas capacidades, aunque no siempre es fácil medir hasta qué punto es seguro retomar actividades como la conducción.

Por eso, los especialistas llevan tiempo reclamando una batería de pruebas estandarizada que permita evaluar con claridad si el paciente puede seguir al volante.

Aunque se han realizado muchas propuestas en este sentido, una investigación que publica esta semana la revista 'European Journal of Neurology', la publicación oficial de la Federación Europea de las Sociedades de Neurología del continente apunta una línea que podría servir de guía para establecer unos patrones estandarizados de actuación.

Según sus datos, lo ideal sería realizar al paciente una evaluación que incluya tanto un examen médico, como un conjunto de test neuropsicológicos, y una prueba práctica de conducción.

Sin embargo, consideran que una buena elección de pruebas cognitivas, que ayuden medir la capacidad de atención, la habilidad para reaccionar a tiempo y las aptitudes cognitivo-visuales, entre otros factores, permite clasificar adecuadamente (como aptos o no aptos) a más del 80% de los pacientes.

"Desde luego es necesario establecer una metodología universal que permita saber qué tipo de exploraciones son necesarias", señala Jaime Gállego, coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Para este especialista, sería fundamental que estas baterías de pruebas incluyeran tanto una evaluación clínica, como unas pruebas neuropsicológicas, además de un test de carretera.

"El médico es quien debe decidir si el paciente puede o no puede volver a conducir, por lo que es necesario establecer un sistema claro y universal", señala Gállego, quien no recomienda tomar ninguna decisión en este sentido antes de transcurridos seis meses del ictus.

Según explica, aproximadamente un 40% de quienes padecen un infarto cerebral sufren secuelas. Sin embargo, gracias a la rehabilitación, un porcentaje considerable de ellos consigue recuperarse en gran medida.

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