El
incidente ocurrido en el Hospital de La Paz el pasado mes de abril por el que
un fallo en un contenedor criogénico dio lugar al deterioro y pérdida de
embriones de 172 familias lanza la duda de si los recortes están afectando al
mantenimiento de los sistemas de control de dichos procesos o de si este caso
se trata de un accidente fortuito sin vinculación con los ajustes
presupuestarios. ELMUNDO.es ha hablado con diferentes responsables de unidades
reproductivas para comprobar cómo está la situación en otras comunidades y
conocer cómo funcionan estos dispositivos.
La
Unidad de Reproducción Humana de La Paz venía solicitando desde hace tiempo
unos contenedores más seguros, cuyo coste ronda los 20.000 euros. Las fuentes
hospitalarias consultadas señalaron que nunca se compraron por falta de
recursos, según señalaba este viernes Pedro Simón en su información publicada en
El Mundo.
"El
fallo no se debe ni a reducción de personal ni a recortes sanitarios. En la
actualidad, la unidad cuenta con cuatro ginecólogos, dos biólogos, personal de
enfermería y auxiliares. En los últimos cuatro años no ha habido cambios en
este sentido", afirma Javier Cobas, subdirector gerente de La Paz.
"El
mantenimiento de los tanques es fundamental y lo realiza el propio personal de
la unidad. Cada dos o tres días, los biólogos hacen un registro de los niveles
de nitrógeno de los contenedores (a través de una varilla)". En este caso,
"las últimas comprobaciones se hicieron el 17 de abril y todo estaba bien.
No entendemos qué ha pasado".
Los
contenedores a los que hace referencia se denominan recipientes criogénicos o
de sistema de criopreservación con nitrógeno líquido. Al abrirlos y cerrarlos,
y por sus propias características de fabricación, se va perdiendo nitrógeno,
por lo que hay que rellenarlos periódicamente. Cada uno tiene su tasa de pérdida,
que viene detallada por la empresa que los fabrica, y en función de esta así
será la frecuencia con la que deben rellenarse.
Sistema
de vigilancia y relleno
Pero
también existen otros contenedores, denominados tanques presurizados con nitrógeno
gaseoso, de mayor complejidad, más grandes, más seguros y también más caros.
Estos cuentan con un sistema automático de relleno y también con una alarma si
los niveles bajan más de lo debido.
No
obstante, "el 80-95% de los laboratorios públicos de reproducción en España
tienen los primeros. Y también los centros privados. Sí que existen tanques
presurizados en los centros públicos pero se suelen dedicar a la conservación
de otro tipo de muestras, no de embriones. Suelen estar en los biobancos, y se
destinan a otros fines no por la seguridad que prestan sino porque evitan
infecciones cruzadas, algo necesario para otro tipo de muestras", afirma
Federico Pérez Milán, presidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF).
No
obstante, según confirman fuentes del Instituto Valenciano de Infertilidad
(IVI), sus centros cuentan con tanques de nitrógeno líquido y un sistema de
alarma conectado a la telefonía móvil.
También
algunos hospitales públicos se han lanzado a la incorporación de sistemas de
conservación de embriones más modernos. Es el caso del Hospital Virgen de las
Nieves de Granada. El responsable del Laboratorio de Embriología, José Antonio
Castilla, explica que los últimos tres tanques que han comprado han sido de
nitrógeno gaseoso. "El sistema de control de temperatura y nivel de nitrógeno
está automatizado, para que la temperatura sea siempre de -196ºC. Si el nivel
de nitrógeno baja más de lo debido, salta una alarma que manda información a un
ordenador y éste envía un sms al teléfono de la persona que esté de guardia. El
problema es que esto cuesta dinero y la ley no obliga a tener este sistema".
Algo
que no ocurre en otros países como Italia desde que ocurrió un accidente
similar al de La Paz en marzo de 2012 donde se perdieron 94 embriones debido a
una alteración en el nivel de nitrógeno de un tanque de almacenamiento. Tras
este accidente se solicitó un cambio en la legislación sobre estos sistemas de
control que derivó en la aprobación de un decreto el pasado mes de febrero que
obliga a todos los recipientes criogénicos a contar con un sistema de alarma
que avise en caso de rotura o mal funcionamiento.
Sin
embargo, para el presidente de la SEF un sistema de alarma no es fundamental en
estos tanques. "Lo que tiene que tener toda unidad de reproducción es un
sistema de control que garantice los procesos de monitorización, esto es lo que
exige la actual normativa. Hay que saber la tasa de pérdida de nitrógeno de un
recipiente, confirmar que es una tasa dentro de los márgenes normales, y
reponer los niveles periódicamente. Ningún sistema está desprovisto de fallos,
si hay una disfunción lo que hay que hacer es sustituir el recipiente. Los
nuevos tanques de nitrógeno presurizado se han incorporado muy poco, porque son
más costosos y porque requieren de un espacio mucho mayor", asegura.
¿Un
problema de espacio?
La
razón de la falta de espacio es un tema controvertido. Para el subdirector
gerente de La Paz es un aspecto importante y asegura que su centro no tiene los
nuevos tanques, al igual que "la mayoría de los hospitales, que cuentan
con un sistema parecido al nuestro -incluso los privados-, porque los contenedores
que requieren son más grandes y se usan normalmente en los biobancos".
En
cambio, esto no supone un problema en el Hospital Clínic de Barcelona, tal y
como explica Esther Vidal, embrióloga de la Unidad de Reproducción Asistida de
este centro, quien señala que el nuevo contenedor adquirido por este centro,
aunque más grande (del tamaño de una nevera grande), también ahorra espacio.
"Si en los anteriores recipientes entraban embriones de unas 15 parejas,
en el nuevo ese número se multiplica por 10". Además de la mayor
capacidad, también está en autosuministro de nitrógeno, en cambio "los
tanques de siempre los rellenamos cada viernes". Por este motivo,
"poco a poco estamos trasladando el contenido en este nuevo contenedor, ya
que él mismo se recarga automáticamente el nivel de nitrógeno y si hay una fuga
le llega un aviso al móvil de la coordinadora", señala.
De
la misma opinión se muestra Jesús Zulategui, uno de los responsables de la
Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Virgen del Camino de Navarra,
quien también considera que los nuevos contenedores pueden ahorrar espacio.
"En nuestra unidad hay un tanque seco, en su interior no hay nitrógeno
sino que éste se encuentra en una 'camisa' que rodea al recipiente. Es igual
que el que tienen en el IVI de Valencia. Su tamaño es grande pero, si en un
banco normal permite la conservación de 200 pacientes, en éste se pueden
almacenar hasta 1.800, es decir, nos ahorra nueve bancos de nitrógeno
normales", señala.
El
sistema navarro, que también porta una alarma si hay algún fallo, no está
conectado con la telefonía móvil. "Siempre hay una persona de guardia de día
durante el fin de semana, para comprobar que todo está bien". Y, aunque su
precio es de 25.000 euros, cuatro veces superior al de un tanque normal,
"como hace la labor de nueve, al final sale más barato. Eso sí, consume más
nitrógeno y tiene dos contenedores grandes, uno de ellos de reserva".
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