viernes, 17 de mayo de 2013

Ocho preguntas para entender la técnica que haría posible la clonación humana



Cuando parecía que el debate sobre el uso de embriones y la clonación parecía superado, la Universidad de Oregón (Estados Unidos) anuncia la obtención de células madre embrionarias con la técnica que dio origen a la oveja Dolly. Se trata de un paso aplaudido por la comunidad científica porque la técnica podría ayudar a regenerar órganos. Pero la investigación también tiene numerosas aristas al abrir una puerta peligrosa a la clonación reproductiva. Para conocer en detalle las implicaciones de esta investigación, ABC ha hablado con expertos en medicina reproductiva y genetistas.

1. ¿Cómo lo hicieron?

Se tomó una célula de la piel de una persona, se extrajo su núcleo (con la información genética del individuo) y se fusionó con un óvulo de una mujer al que previamente se eliminó su núcleo y su ADN. El resultado es un blastocisto, un embrión de pocos días. En teoría, porque nadie lo ha probado, si se dejara completar su desarrollo y se introdujera en el útero de una mujer podría dar lugar a una vida. La técnica utilizada se conoce como transferencia nuclear o clonación terapéutica.

2. Clonación terapéutica o reproductiva ¿son iguales?

No. El camino seguido es el mismo pero no el fin. La reproductiva persigue generar clones de seres vivos, como la famosa oveja Dolly. La terapéutica tiene como objetivo obtener un embrión para extraer sus células madre. Esas células se pueden convertir en casi cualquier tejido (neuronas, células sanguíneas, musculares...) y utilizarlas para regenerar órganos y tejidos dañados sin riesgo de rechazo.

3. ¿Las dos plantean problemas éticos?

Sí. La clonación reproductiva es censurada por todos los científicos, sin excepción, y es ilegal. La terapéutica es legal en muchos países, incluido el nuestro, pero obliga a destruir el embrión para extraer sus células. Aunque la estrategia también divide a los expertos en bioética y a los investigadores. «La clave de este debate ético está en el nombre que le damos a un organismo pluricelular, ¿a qué llamamos embrión?», pregunta Carlos Simón,director científico del Instituto Valenciano de Infertilidad y catedrático de Ginecología.

4. ¿Cuál era el objetivo de la Universidad de Oregón?

Desde que nació Dolly, numerosos grupos de investigación han intentado reproducir esa misma técnica en humanos. Su objetivo no era lograr el nacimiento de un clon humano como se muestra en la película «La Isla», sino un embrión clónico para extraerle células madre útiles para trasplante. Nadie lo había logrado hasta ahora. «Los científicos de Oregón han demostrado que la técnica que había funcionado hasta ahora en animales también es eficaz en humanos», explica Anna Veiga, directora del Banco de Líneas Celulares de Barcelona. Además han reducido el número de óvulos necesarios para que la técnica sea eficaz.

5. ¿Se puede clonar a una persona?

De momento es ciencia ficción, aunque todos los científicos consultados aseguran que se ha dado el primer paso. Otros mamíferos (gatos, perros, toros...) se han clonado. No se ha logrado con monos, los más cercanos a los humanos. Sin embargo, se ha dado el primer paso para lograrlo.

6. ¿Existe alternativa a la utilización de células embrionarias?

Sí, se llaman iPS. Con estas siglas se denomina a un nuevo tipo celular descubierta por el japonés Shinya Yamanaka. Este investigador halló una alternativa ética que permite generar estas células iPS, similares a las embrionarias sin utilizar embriones, óvulos y sin clonación. Estás células en el labotatorio también se transforman en células musculares, cardiacas, nervisosas.. para reparar órganos dañados y tratar enfermedades incurables. El hallazgo le sirvió el Nobel de Medicina.

7. Si existe esta alternativa ¿por qué era necesario volver a la clonación terapéutica?

«No era necesario», opina Felipe Prósper, experto en Terapia Celular de la Clínica de la Universidad de Navarra. «Con la técnica de Yamanaka ya podemos obtener células para autotrasplante sin problemas éticos». También preocupa que las células embrionarias puedan propiciar la aparición de tumores al inyectarlas en una persona. No opina de la misma manera, Carlos Simón. «Las iPS fueron un hallazgo fabuloso, pero aún no se pueden llevar a la clínica. Hoy son más seguras las embrionarias, de hecho ya se están probando en dos ensayos: uno para tratar a lesionados medulares y otro contra la retinitis pigmentaria». El japonés Yamanaka está a punto de conseguir autorización para probar sus iPSen pacientes.

8. Entonces, ¿estamos ante un hito científico?

«Sin duda», aseguran Carlos Simón y Anna Veiga. Más dudas muestra el experto de la Universidad de Navarra, aunque reconoce el valor científico del trabajo. «Nos ayudará a mejorar la tecnología de la terapia celular».

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