Lo que cobra un médico de familia o un pediatra del sistema público de salud depende de muchas cosas. De la antigüedad, de la comunidad autónoma en la que trabaje, de variados complementos que se suman al sueldo base en la nómina... y también del número de pacientes que tenga asignados, es decir, de su cupo. Son unas decenas de céntimos por persona y mes, pero al final del año ese complemento de productividad puede oscilar entre los 4.000 y los 6.000 euros brutos. Los desplazados, sin embargo, no cuentan para ese cómputo. Los médicos les atienden, pero no cobran por ello. "En lugares en los que hay mucha población flotante, se genera mucho trabajo y poca retribución", constata Salvador Tranche, secretario de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc).
Esta situación puede suponer un agravio comparativo para, por ejemplo, los médicos rurales que ven cómo en los meses de verano su cupo efectivo se dobla por los veraneantes, pero a la hora de valorar su productividad cuenta solo la mitad del trabajo que han hecho. Otro ejemplo son los facultativos de zonas costeras, o los que trabajan en ciudades con mucha población estudiantil que mantiene el empadronamiento en su municipio de origen.
El complemento de productividad no solo se calcula en función del número de pacientes. También se tiene en cuenta si muchos son ancianos, o si la población de la zona en la que trabaja ese médico está muy dispersa. El presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Juan José Rodríguez Sendín, apunta a otro problema relacionado con el de la retribución: la sobrecarga de las consultas que puede suponer la afluencia de desplazados. "No solo no cuentan en el cupo, sino que sobrecargan los centros de salud durante los dos meses de verano. Son épocas en las que los titulares se van de vacaciones y el que llega no conoce el cupo del lugar, o lo conoce mal, y encima se encuentra con una sobrecarga", asegura. "Esto requeriría un cambio importante en el que se compensara de alguna forma tanto a las comunidades como a los que intervienen en ella, a los médicos", añade. "No hacerlo, que esta sobrecarga y sobreesfuerzo no se reconozca de ninguna forma, es un elemento tremendamente desmotivador", esgrime Rodríguez Sendín.
Tranche reconoce que la sociedad médica que representa no ha tratado nunca el problema de la retribución por los pacientes desplazados, pero asegura que "habría que regularizarlo". La Consejería de Sanidad madrileña, que afirma que en 2010 abrió 280.000 procedimientos de asignación de médicos a desplazados (una misma persona pudo pedir médico más de una vez), señala también que no ha recibido quejas de los médicos por esta cuestión.
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