Uno de los problemas que más afecta a los niños es el excesivo peso de los libros en las mochilas. Actualmente no existen datos científicos que demuestren que las mochilas sean las responsables directas de estas dolencias, sino un factor más a tener en cuenta.
Como explica a Europa Press el jefe del Servicio de Pediatría del Hospital San Joan de Déu, "para prevenir estas futuras lesiones debemos tener una serie de precauciones, entre ellas, no sobrepasar el peso de la mochila en un 15 por ciento del peso del niño, ya que al ser un cuerpo en crecimiento puede causar lesiones en un futuro".
"También es recomendable que la mochila se sitúe por encima de la cintura y que siempre se lleven las dos asas en los hombros y no solo en uno, porque esto podría producir una sobrecarga muscular", añade Pou.
Entre otros consejos, colocar las cosas que más pesan en la parte baja de la mochila y en la parte que se apoya en la espalda ayudan a sobrellevar la carga. También, es recomendable que las mochilas no tengan demasiados compartimentos, dado que esto podría provocar que el niño almacene cosas innecesarias y un aumento del peso.
"Además, es recomendable que el niño haga ejercicio para reforzar
y desarrollar su musculatura. Otra de las posibles soluciones a este aumento de peso es que los profesores distribuyan bien las materias; que haya taquillas en los colegios e institutos, y que los libros se distribuyesen por fascículos, esto disminuiría considerablemente el peso de las mochilas", explica.
Otro de los problemas típicos que aparecen con la vuelta al colegio son los problemas de visión de los pequeños de la casa. Para detectar estas patologías se deben realizar revisiones oculares, especialmente en aquellos que tienen antecedentes familiares. Además, son necesarias las revisiones periódicas en niños con dioptrías, astigmatismo o miopía.
Del mismo modo, se debe preguntar al niño si ve bien y hacer pruebas rutinarias en casa para ver si los realiza correctamente. Los expertos recomiendan ante cualquier duda acudir al oftalmólogo para que se solucionen estos problemas sobre todo si hay antecedentes en la familia.
Por otra parte, se ha venido observando que durante los últimos años se ha producido un notable aumento de piojos "sin motivo aparente". Para Pou, este incremento puede deberse a que "en el tratamiento médico sólo se realiza la parte física, consistente en quitar las piojos, y cuando se da un tratamiento de farmacia generalmente no se quitan las liendres, los huevos, que cuando nacen son piojos que pueden poner muchos más huevos y contagiar de un niño
a otro".
Este tratamiento debe realizarse con "paciencia", ya que debe de cogerse el cabello del niño pelo a pelo y analizar bien la existencia de piojos. Realizar bien este trabajo provocará que se desparasite bien al niño y que no vuelvan a aparecer.
Finalmente, elegir un buen calzado para los niños es determinante para el desarrollo físico del pie y que éste se realice de forma correcta. A la hora de andar y jugar el niño, a través del ejercicio, va a desarrollar el pie; el movimiento es el causante de la formación de los músculos y huesos, por eso, lo más recomendable es que el pie del niño este libre para que pueda formarse bien.
"Lo mejor sería que el niño caminase y jugase descalzo en la playa. Cualquier zapato que le pongamos al niño debe ser cómodo y flexible, ya que los zapatos demasiado rígidos le van a impedir hacer los normales movimientos y que mantengan el pie en una posición fija y obligarán a la realización de movimientos rígidos que impiden que se desarrolle bien el pie.
Del mismo modo, no es recomendable algunos zapatos como las chanclas que van a obligar a que el niño haga gestos especiales para impedir que se le caiga el zapato", concluye el doctor.
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