viernes, 2 de septiembre de 2011

Las secuelas del 11-S una década después


Diez años después de los ataques terroristas del 11 de septiembre (11-S), la revista 'The Lancet' publica un especial con los estudios más importantes realizados hasta la fecha sobre su impacto en la salud de los supervivientes.
Según constatan, las personas que participaron en el rescate de las víctimas continúan sufriendo problemas de salud a nivel físico y mental. De hecho, una de las investigaciones afirma que entre los bomberos que trabajaron en la 'zona cero' se registra un aumento de casos de cáncer. "Tienen un 19% más de riesgo de desarrollarlo que aquellos que no trabajaron durante esos días".
Tal y como indica David Prezant, principal autor del análisis y jefe de servicios médicos del departamento de Bomberos de Nueva York (FDNY), si la incidencia de esta enfermedad "era significativamente menor" que en el resto de la población, tras el 11-S la tasa se ha igualado, sobre todo en tumores de estómago, colon, próstata, tiroides, páncreas, hígado y melanomas. Así lo aseguran los expertos después de siete años de estudio y basándose en el análisis de los historiales de 11.000 bomberos y oficiales del cuerpo implicados antes y después de los atentados.
Estas conclusiones contradicen las del Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos (NIOSH), que el pasado mes de julio determinaba que no existen pruebas suficientes para incluir el cáncer en la lista de enfermedades relacionadas con los atentados y que dan derecho a una compensación por el tratamiento.
Como explican los autores del artículo de la revista británica, "la asociación entre la exposición al polvo tras la caída de las Torres Gemelas y el cáncer es convincente desde el punto de vista biológico, ya que algunos contaminantes de esta nube, tales como las dioxinas, son conocidos por ser agentes carcinógenos. Podrían ser causa directa del tumor y, también, producir infecciones microbiales, enfermedades autoinmunes y alteraciones inflamatorias que, según los estudios, son factores de cáncer".
Trastornos mentales
Dicha inhalación de tóxicos es la principal responsable del aumento de problemas respiratorios como el asma y la sinusitis y, otros, como el reflujo gastroesofágico, según los autores de otro informe difundido por 'The Lancet' y realizado en la Escuela de Medicina Mount Sinai (EEUU). Más de una de cada cinco personas estudiadas (que habían participado en las tareas de rescate) padecía varias de estas condiciones y trastornos mentales como depresión, pánico y estrés postraumático.
Una dato reseñable, comenta en un editorial adjunto James Feeney, del Hospital Saint Francis (EEUU), es que "a pesar del incremento del riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, no se observa un aumento de la mortalidad asociada a los atentados" y así también lo afirma otro de los trabajos divulgados en la misma revista.
Una de las investigaciones de esta publicación permite reflexionar sobre las repercusiones que tienen, en general, los ataques terroristas en la salud pública. Por ejemplo, los soldados que regresan de Iraq y de Afganistán. Comparado con los que acudieron a la guerra del Golfo, relata James Feeney, "tienen mayor prevalencia de estrés postraumático, adición al alcohol u otras sustancias, suicidio y comportamientos agresivos con los demás".
Dadas las consecuencias, la gravedad y el alcance, los expertos de las investigaciones recién publicadas, coinciden en subrayar la importancia y la necesidad de realizar un seguimiento y facilitar el tratamiento más adecuado.
Teniendo en cuenta que estas enfermedades pueden persistir durante tanto tiempo, "deberíamos hacer todo lo que esté en nuestra mano para cuidar a estos héroes", asegura Philip Landrigan, uno de los investigadores del Mount Sinai.

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