Una fuerte recesión económica, como la vivida en los últimos años en todo el mundo, puede acarrear toda clase de consecuencias inesperadas para la vida de las personas, la mayor parte de ellas negativas. Un estudio que llevaba midiendo las tasas de maltrato infantil en varios hospitales de EEUU desde los tiempos de bonanza ha encontrado una alarmante asociación entre el estallido de la crisis y un aumento sostenido en el número de traumatismos encefálicos provocados por abusos.
"La relación entre la recesión y los traumatismos craneales por abuso (AHT, por sus siglas en inglés) podría no ser sorprendente, dados los anteriores y valiosos trabajos que muestran la asociación entre pobreza y toda clase de violencia", comentan los autores del estudio, que se ha publicado en la revista 'Pediatrics'. Sin embargo, esta es la primera vez, remarcan, que se ha observado una asociación entre un factor de riesgo específico, como es la recesión, y una consecuencia concreta, como el aumento del maltrato infantil.
Analizar la violencia contra menores, en cualquier caso, es una tarea complicada para los pediatras porque no hay bases de datos centralizadas ni organismos que gestionen a nivel nacional el problema. "No existen cifras veraces en ningún lugar del mundo", lamenta el doctor Jesús Sánchez Etxaniz, promotor de un nuevo registro que recogerá los casos sospechosos de violencia contra el niño en España.
Problemas de detección
En nuestro país, se estima que entre cinco y 15 niños de cada 1.000 sufren maltratos, aunque sólo se detectan entre un 10% y un 20% del total de casos, según datos de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP). El doctor Sánchez Etxaniz ha explicado a ELMUNDO.es que, en su hospital -y a falta de datos más completos- no se ha detectado un aumento de casos asociados a la crisis, al contrario de lo ocurrido en el estudio estadounidense.
Sin embargo, los expertos consideran que "determinadas omisiones, como dar una alimentación inadecuada o insuficiente al niño, son también una forma de maltrato". Lo mismo ocurre con el llamado síndrome del niño zarandeado, que genera daños craneales al bebé tras ser sacudido con fuerza y puede estar vinculado a situaciones de estrés.
"El hecho de que alguien esté agobiado y pierda el autocontrol es un factor de riesgo", según explica Sánchez Etxaniz. De igual modo, se tienden a "aplicar castigos con violencia desmedida cuando se está preocupado", recuerda este especialista.
Menores de cinco años
Los investigadores norteamericanos, por su parte, han recogido información de niños menores de cinco años en algunas poblaciones de Seattle, Pensilvania, Ohio y Kentucky. Las poblaciones estudiadas se eligieron porque todas ellas estaban atendidas por un solo centro hospitalario y contaban con especialistas en identificar el maltrato infantil. Estos equipos médicos, además, se mantuvieron sin cambios de personal durante los cinco años y medio que duró el estudio, lo que garantiza que el incremento de abusos observado tras la recesión no se debió a un cambio en la forma de evaluar este problema.
En total, se registraron 422 casos de trauma craneal en niños, tres cuartas partes de los mismos tenían menos de un año. En estos bebés, es frecuente que se produzca este daño por recibir fuertes sacudidas, aunque también por sufrir golpes o caídas. El estudio duró entre enero de 2004 y junio de 2009, por lo que englobó tanto la época de bonanza económica como el 'crack' financiero y la recesión.
Entre diciembre de 2007 y junio de 2009, que fueron los meses más duros para la economía de EEUU, las tasas de maltrato infantil observadas en estos centros aumentaron significativamente, mientras que los traumatismos fortuitos en niños se mantuvieron estables. En concreto, se estima que antes de la recesión sufrían lesiones provocadas 8,9 de cada 100.000 niños, mientras que esta cifra se incrementó hasta los 14,7 casos por cada 100.000 durante la recesión.
Resultados preocupantes
El estudio no vincula directamente el problema al paro o a ninguna otra situación social concreta, pero incide en la idea de que las condiciones de pobreza o estrés aumentan los casos de violencia, en este caso contra los niños. "Dadas las altas proporciones de morbilidad y mortalidad entre niños con AHT, estos resultados son muy preocupantes, concluyen los investigadores, dirigidos por la doctora Rachel Berger desde el Hospital de Niños en Pittsburgh (Pensilvania).
En España, cabe esperar que la relación entre los problemas económicos y el maltrato infantil reflejen una evolución semejante, si bien los expertos insisten en que este problema está extendido entre todas las clases sociales. "Sería bueno descartar la idea de que los factores culturales están ligados a situaciones de marginalidad", indica a ELMUNDO.es la doctora Amalia Arce, coordinadora del servicio de Urgencias del Hospital de Nens en Barcelona. "Dicho esto, es lógico pensar que los factores culturales y las situaciones estresantes pueden contribuir a ello".
"La tremenda recesión económica que se vive en nuestro país -aquí la llamamos 'crisis'- de buen seguro que ha podido tener consecuencias similares. Sin embargo, no es fácil de cuantificar, a menos que se haga un seguimiento específico, cuando los casos de malos tratos registrados y denunciados son todavía sólo una parte de la realidad", señala en su blog -a raíz del estudio de Berger y sus colegas- el doctor Xavier Allué, jefe de Pediatría del Hospital Joan XXIII en Tarragona.
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