No
se trata sólo de sanar los «corazones partidos» como canta Alejandro Sanz, sino
de mejorar realmente la función cardiaca. Así lo sostiene un estudio presentado
en la Sociedad Europea de Cardiología en el que se ha medido el efecto de la música
sobre una serie de marcadores relacionados con el endotelio vascular, la lamina
que recubre el interior de los vasos sanguíneos y que tiene un papel primordial
en el ajuste de la función vascular por la producción de óxido nítrico (NO) y
otros vasodilatadores que disminuyen la resistencia vascular. Los marcadores
medidos han sido los productos finales estables de óxido nítrico (NOx), la
dimetilarginina asimétrica (ADMA), dimetilarginina simétrica (SDMA) y la
xantina oxidasa (XO) en 74 pacientes con enfermedad arterial coronaria.
En
la enfermedad cardiovascular el endotelio se altera. Puesto que el óxido nítrico
derivado del endotelio es necesario para mantener una adecuada respuesta
vascular, la corrección de la disfunción endotelial se ha convertido en una
meta. El ejercicio ha demostrado mejorar la función endotelial y es la piedra
angular de cualquier programa de rehabilitación. Pero nunca se había hecho
estudio alguno sobre el efecto de la música en la salud del corazón.
Ahora
una investigación demuestra que escuchar música, en concreto la favorita de
cada uno, también mejora la función endotelial. Bastan 30 minutos al día,
aunque el efecto es aún mayor si además se hace ejercicio.
Efecto
potenciado
Para
llegar a esta conclusión los participantes fueron divididos al azar en tres
grupos: uno de 30 minutos de ejercicio físico, otro de 30 minutos de ejercicio
físico y otros treinta de música y un tercero que únicamente escucho 30 minutos
de música. Después de 3 semanas de entrenamiento los mejores valores de óxido nítrico
(NOx) los obtuvo el grupo que combinó música y ejercicio. El segundo lugar lo
ocupaban los que sólo hacían ejercicio y la sorpresa es que quienes sólo
escucharon música también mejoraron su función endotelial. La xantina oxidasa
también disminuyó significativamente en los tres grupos, reflejando una mejora
en la salud cardiovascular. Sin embargo, la mayor reducción tuvo lugar también
en el grupo que combinaba música y ejercicio.
La
capacidad de ejercicio también había aumentado en los tres grupos: un 39% en el
de música y ejercicio, 29% en el de ejercicio y un 19% en el que sólo escuchó música.
Los
beneficios de la música se deben posiblemente a la activación del óxido nítrico
derivado del endotelio, que tiene un papel protector, y que es liberado en
respuesta a las beta-endorfinas que produce el cerebro cuando escuchamos la música
que nos gusta. Cualquier melodía vale, no hay una música ideal para todo el
mundo y se debe elegir la que a cada uno le aumenta las emociones positivas y
le hace sentir feliz y relajado. Así que ya sabe, cálcese las zapatillas, póngase
los auriculares con su música favorita, y a practicar ejercicio al son de sus
melodías favoritas al menos 30 minutos. Según el estudio, en tres semanas su
corazón se lo agradecerá.
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