En
ocasiones, el tratamiento para determinadas enfermedades parece no avanzar y,
en otras, los avances son tan rápidos que casi no da tiempo a actualizarse. Es
el caso de la hepatitis C, para la que no hubo nuevas opciones terapéuticas en
20 años y para la que, sin embargo, se están experimentando múltiples
tratamientos nuevos en la actualidad. Tantos, que cada vez se vislumbra como
una posibilidad más real el poder librarse de una terapia que se utiliza en la
actualidad y que muchos de los que se hayan curado gracias a ella recordarán
con horror: el interferón pegilado.
Todos
los fármacos tienen efectos secundarios pero el interferón es de los que se
lleva la palma. La vía de administración es inyectable pero, además, el fármaco
provoca una debilidad general como la de la gripe, anemia y depresión, hasta el
punto de que, en pacientes con esta dolencia psiquiátrica ya diagnosticada, el
medicamento ha de suministrarse bajo vigilancia médica.
Son
numerosos los fármacos nuevos que se están probando frente a la hepatitis C y
hay dos, incluso, que ya están en el mercado con muy buenos resultados. Se
trata de los inhibidores de la proteasa voceprevir y telaprevir que sin
embargo, han de administrarse en combinación con el tratamiento tradicional,
también combinado y consistente en el interferón pegilado y unos comprimidos de
ribavirina.
Además
de estos, distintas moléculas pelean en ensayos clínicos más o menos
multitudinarios para ser la próxima estrella en el tratamiento de la hepatitis
C y tres son las características que harán que gane uno u otro.
La
primera, que sean fármacos de administración sencilla, no solo en el sentido de
que no se inyecten, sino que puedan tomarse más espaciados. Según explica el
jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital General de Valencia,
Enrique Ortega, a ELMUNDO.ES este es, precisamente, uno de los defectos de los
ya comercializados, de los que los pacientes han de tomar seis o doce
comprimidos divididos en tres tomas diarias.
La
segunda, que sean pangenotípicos, es decir, sean igualmente eficaces para los
genotipos 2 y 3 –lo más fáciles de erradicar y que se curan bien con el actual
aunque molesto tratamiento- y para los más esquivos a la acción farmacológica,
el genotipo 1 (el más frecuente en España) y el 4. Con estas dos
características se están estudiando con éxito varias moléculas: faldaprevir,
daclatasvir asunaprevir, simeprevir y sofosbuvir.
Pero
la tercera característica, la que le haría el deseado entre los deseados, es
que se pueda administrar sin interferón y cumpla también las otras dos
cualidades. "A lo que se aspira es a un fármaco que cure los genotipos más
difíciles, sin interferón, en una sola dosis y en solo 12 semanas",
subraya Ortega.
Una
opción prometedora
La
revista 'JAMA' acaba de publicar un estudio muy prometedor en este sentido, con
una molécula de la que ya se había leído favorablemente en el 'New England
Journal of Medicine', sofosbuvir.
Si
en ensayos anteriores, el fármaco había demostrado eficacia en una sola dosis y
sin interferón para los genotipos 2 y 3, el trabajo que recoge ahora la revista
estadounidense avala su eficacia frente al genotipo 1, también sin el molesto
fármaco inyectable.
Investigadores
del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID) han
liderado este ensayo clínico, aún en fase II (y, por lo tanto, con pocos
participantes) y con pacientes que tenían el hígado ya dañado, lo más difíciles
de tratar. El trabajo constó de dos fases. En la primera, 10 voluntarios
recibieron ribavirina (distintas dosis según su peso) y una dosis diaria de
sofosbuvir durante seis meses. Nueve participantes completaron el tratamiento
y, tras 12 semanas de recibirlo, el virus de la hepatitis C ya estaba
indetectable en sangre y así continuaba a los seis meses del inicio del
tratamiento.
En
la siguiente fase se escogió a 50 voluntarios, 13 de los cuales tenían bastante
dañado el hígado. Todos ellos se trataron con sofosbuvir, la mitad en
combinación con ribavirina según su peso y el resto con una dosis baja de este
fármaco, que también tiene efectos secundarios, como anemia. A los seis meses,
24 de los participantes del primer grupo no mostraban el virus en sangre, cifra
que se redujo a 17 seis meses después de terminar, cuando realmente se puede
decir que un paciente está curado. En el segundo grupo, los resultados fueron
algo peores: 22 terminaron el tratamiento, 22 no tenían virus cuando acabó,
pero solo 12 aguantaron así otros seis meses y se consideraron curados.
"En
general vimos unas tasas de curación de alrededor del 70% usando regímenes en
combinación que no incluían interferón, un resultado que anima mucho, sobre
todo si se tiene en cuenta la proporción de voluntarios con características de
mal pronóstico", explica en un comunicado el autor principal, Shyam
Kottilil.
Mientras
tanto, en España, Ortega también valora como muy prometedor este nuevo fármaco,
un inhibidor de la proteasa. En general, apunta este experto, el 'boom' que se
está viviendo en torno a la hepatitis C está sobre todo provocado por la
aparición de familias de fármacos que tienen acción directa sobre distintas
partes del virus, mientras que la ribavirina y el interferón actuaban sobre el
sistema inmune. Además de los inhibidores de la proteasa, comenta, también se
están estudiando los inhibidores de la NS5A y los inhibidores de la polimerasa.
"Al
final se irá hacia las combinaciones orales libres de interferón, se acortará y
se simplificará el tratamiento, que valdrá además para todos los
genotipos", apunta el experto.
Sin
embargo, no todo es tan bonito como parece, sobre todo si se estudia un factor
del que, lógicamente, los laboratorios no quieren hablar mucho. Se trata del
precio de los nuevos tratamientos que, según Ortega, "superará al de los
fármacos más recientes, que ya es elevado". "Es un problema de
rentabilidad en la investigación. Los inhibidores de la proteasa que se
utilizan en el VIH no son tan caros porque se trata de fármacos que hay que
tomar toda la vida, pero estos no; como el VHC no se integra se puede erradicar
y, por lo tanto, el paciente se cura y no ha de tomar el tratamiento por más
tiempo", concluye.
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