Las
personas que están en mejores condiciones para llevar un ritmo muestran
respuestas más coherentes del cerebro al lenguaje que aquellas con menos ritmo,
según un estudio publicado en la edición de este miércoles de la revista
'Journal of Neuroscience'. Los resultados sugieren que el entrenamiento musical
podría agudizar la respuesta del cerebro a la lengua.
Los
científicos han sabido durante mucho tiempo que moverse a un ritmo constante
requiere la sincronización entre las partes del cerebro responsables de la
audición y el movimiento. En el presente estudio, la profesora Nina Kraus y sus
colegas de la Universidad de Northwestern, en Evanston, Illinois, Estados
Unidos, examinaron la relación entre la capacidad de mantener el ritmo y la
respuesta del cerebro al sonido.
En
el estudio participaron más de cien jóvenes de la zona de Chicago, a los que se
instruyó para escuchar y tocar con su dedo acompañando un metrónomo. La
exactitud con la que tocaron los adolescentes se calculó en base a la
proximidad de sus golpes con el "tic- toc" del metrónomo.
En
una segunda prueba, los científicos utilizaron una técnica llamada
electroencefalografía (EEG) para registrar las ondas cerebrales en un núcleo
del cerebro importante para el procesamiento del sonido con el fin de analizar
cómo escucharon los adolescentes el sonido sintetizado de la sílaba
"da" repetido periódicamente durante un periodo de 30 minutos. Luego,
calcularon cómo las células nerviosas en la región correspondiente respondieron
cada vez que el sonido "da" se repitió .
"Cuando
esta población de adolescentes llevaba de forma más exacta el ritmo, la
respuesta de sus cerebros a la sílaba fue más consistente", resumió Kraus.
Dado que los estudios anteriores muestran un vínculo entre la capacidad de
lectura y la capacidad de mantener un ritmo, así como la capacidad de lectura y
la coherencia de la respuesta del cerebro al sonido, Kraus explicó que estos
nuevos hallazgos muestran que la audición es una base común de estas
asociaciones.
"El
ritmo es parte inherente de la música y el lenguaje. Puede ser que la formación
musical, con énfasis en las habilidades rítmicas, ejercita el sistema auditivo,
provocando una fuerte asociación entre el sonido y lo que significa, tan
esencial para aprender a leer", afirmó Kraus.
John
Iversen, que estudia cómo el cerebro procesa la música en la Universidad de
California, San Diego, y no participó en este estudio, señaló que los
resultados plantean la posibilidad de que el entrenamiento musical pueda tener
impactos importantes en el cerebro. "Añade otra pieza al rompecabezas de
la historia emergente que sugiere que las habilidades rítmicas musicales se
correlacionan con un mejor rendimiento en las áreas no musicales, especialmente
lingüísticas", subrayó.
El
equipo de científicos de Kraus está trabajando en un estudio de varios años
para evaluar los efectos de la formación musical en la sincronización del
ritmo, la consistencia de la respuesta y las habilidades de lectura en un grupo
de niños que participan en clases de formación musical.
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