Jan
Scheuermann, de 53 años, quien está paralizada del cuello hacia abajo, ha sido
capaz de sujetar y mover con destreza una variedad de objetos usando una prótesis
como si fuera un brazo normal. Tal como explican los investigadores en The
Lancet, se le coloraron implantes en el cerebro para que pudiera controlar el
brazo robótico. Los expertos señalan que este tipo de control «no tiene
precedentes » y que es un «logro extraordinario».
Jan
fue diagnosticada con degeneración espinocerebral hace 13 años y
progresivamente perdió el control de su cuerpo. Ahora la mujer es incapaz de
mover los brazos o piernas. Los científicos le implantaron dos sensores, de
cuatro por cuatro milímetros, en la corteza motora de su cerebro. Cientos de
pequeñísimas agujas en cada sensor se encargan de recoger la actividad eléctrica
de unas 200 células individuales en el cerebro.
«La
forma como las neuronas se comunican entre sí es con la velocidad con que pueden
disparar impulsos eléctricos», explica Andrew Schwartz, de la Universidad de
Pittsburgh (EE.UU.). «Es algo así como escuchar los pulsos de un contador
Geiger, y es en esa característica en la que nos basamos», agrega. Los pulsos
eléctricos en el cerebro se traducen en órdenes para mover el brazo, el cual
puede doblarse por el codo, la muñeca y puede asir un objeto.
Coordinación
y destreza
Jan
logró controlar el brazo después de dos días de entrenamiento y durante un período
de 14 semanas se volvió cada vez más hábil. El estudio señala que al final de
la investigación la mujer logró «coordinación, destreza y velocidad casi
similar al de una persona con un brazo normal».
Tal
como explicó a la BBC el profesor Schwartz, nunca antes se habían logrado movimientos
tan buenos como éstos. «Son fluidos y, no sé cómo decir esto de otra forma,
pero son mucho mejores que cualquier cosa que hemos logrado demostrar antes»,
dice el científico.
«Creo
que realmente es evidencia convincente de que esta tecnología será terapéutica
para las personas con lesiones en la médula espinal. Ya ahora están haciendo
cosas que podrían traer beneficios a sus vidas diarias y cree que esto es por
ahora bastante concluyente», agrega.
Sentido
del tacto
El
campo de investigación para entrenar un cerebro sano a superar un organismo dañado
está avanzando rápidamente. A principios de este años Cathy Hutchinson utilizó
un brazo robótico para servirse una bebida por primera vez desde que sufrió un
accidente cerebrovascular 15 años antes. En ambas investigaciones los
resultados se lograron dentro de un laboratorio y no se han llevado a la práctica.
Los científicos están ahora tratando de colocar el brazo en la silla de ruedas
de Jan para que la mujer pueda utilizarlo en sus rutinas diarias. También ha
habido intentos de establecer sensaciones en las prótesis para restaurar el
sentido del tacto.
Al
revisar los resultados de esta última investigación, los científicos Gregoire
Courtine, Silvesto Micera, Jack DiGiovanna y José del Millán describen el
control del brazo como «altamente intuitivo y probablemente responsable de la
ejecución sin precedentes de la interfaz cerebro-máquina». Agregan que el
sistema es «un logro tecnológico y biomédico extraordinario» y que este tipo de
diseños se están acercando a un punto en el que «pronto se convertirán en
modelos revolucionarios de tratamiento» para pacientes paralizados.
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