De este modo, las sustancias tóxicas derivadas de la inhalación del humo del tabaco se acumulan en diferentes partes del organismo y, a través del sistema circulatorio, llegan a los ojos.
Por este motivo, el director médico de Clínica Baviera, el doctor Fernando Llovet, ha insistido en que "la aceleración del envejecimiento celular, provocada por el tabaco, afecta claramente a la visión, agravando de manera considerable el desarrollo de enfermedades atribuibles al paso de los años, como son las cataratas o la degeneración macular asociada a la edad (DAMAE)".
En el caso concreto de las cataratas, esta enfermedad es un 40 por ciento más frecuente en personas fumadoras, debido a la acción directa de las sustancias tóxicas del humo en los ojos y a la liberación en los pulmones de sustancias nocivas que mediante el torrente sanguíneo llegan a los ojos.
Por su parte, la DAMAE consiste en la degeneración progresiva de la mácula --parte central de la retina-- por causas genéticas y por factores de riesgo, como la hipertensión, la mala alimentación y el consumo de tabaco.
"Eliminar el consumo de tabaco no es una garantía para no padecer estas dos dolencias, como tampoco lo es de no desarrollar otras enfermedades en algún momento de nuestra vida pero, desde luego, retrasará su aparición y ralentizará su desarrollo", ha concluido Llovet.
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