lunes, 16 de abril de 2012

Bisturí prodigioso



El abordaje de las metástasis cerebrales múltiples, hace poco con muy mal pronóstico, es hoy una realidad mediante la radiocirugía, una técnica que aúna la radioterapia y la cirugía. Y todo sin una sola incisión y menos efectos secundarios.
Aunque se lleva practicando de hace varias décadas, su evolución en los últimos años ha sido notable, impulsada por los avances técnicos. El último fichaje ha sido un robot que proviene de la industria automovilística al que se ha acoplado un acelerador que emite radiaciones y es capaz de tratar, dirigido por un experto equipo médico multidisciplinar. Se llama ciberknife y utiliza la radiación como un bisturí gracias a un avanzado sistema informático que permite ubicar con total precisión la posición del tumor y los cambios que este experimenta en relación con movimientos del organismo tales como la respiración o el latido cardiaco. Además el brazo robótico puede situarse de 1200 formas diferentes alrededor del paciente, lo que le permite llegar a zonas que no se podrían tratar con otros sistemas de radiocirugía.
Con esta técnica se puede dirigir la radiación a alta concentración sobre el tumor, dejando a salvo las estructuras que lo rodean, explica el doctor José Samblás, presidente del grupo IMO y neurocirujano de la Unidad de Radioterapia y Radiocirugía de la Clínica San Francisco de Asís de Madrid. Este sistema genera múltiples haces de radiación de alta energía desde diversos puntos que convergen exactamente en el lugar donde está localizada la lesión. «Con esta técnica de fuegos cruzados y múltiples puertas de entrada, la radiación es muy baja en los tejidos que atraviesa, pero lo suficientemente alta en el punto donde converge para destruir el tumor», explica Samblás. Permite además, frente a la cirugía convencional, salvar el hipocampo, cuya lesión provoca deterioro cognitivo y es una efecto secundario frecuente.
Uno de cada tres
Las metástasis cerebrales afectan como media a uno de cada tres personas con cáncer, en especial de pulmón y mama. Y la mayoría presentan más de una. La quimioterapia tiene una efectividad limitada, porque no puede traspasar la gran muralla defensiva que rodea al cerebro la barrera hematoencefálica en las dosis adecuadas para reducir estos tumores secundarios. Ha de combinarse con la cirugía abierta, que puede tener efectos colaterales importantes en un órgano tan delicado como el cerebro.
De ahí que en muchos casos se opte por tratamientos paliativos más que radicales, señalaba Kitta Sallabanda, neurocirujano del grupo IMO en una sesión extraordinaria sobre radiocirugía celebrada en la Real Academia Nacional de Medicina. Hasta ahora, explica, se pensaba que sólo podían abordarse 4 metástasis cerebrales como máximo, una cifra que considera arbitraria ya que «no cuenta tanto el número como el volumen de cerebro afectado». Y lo avala con datos: «Hemos revisado los pacientes con metástasis múltiples tratados con este criterio y los hemos comparado con los que tienen menos de cuatro metástasis. La supervivencia media es de 17 meses y sólo el 17 por ciento empeoran. El resultado depende de la situación general del tumor primario y de si se ha hecho radioterapia holocraneal, que en este caso es imprescindible».
Opción trapéutica
«Los pacientes y las familias deben saber que la radiocirugía es una opción terapéutica muy a tener en cuenta en un diagnóstico de metástasis cerebral. El paciente suele tener poca información al respecto. Incluso hay especialistas que consideran que cuando aparecen dos o más metástasis cerebrales el pronóstico ya es irreversible. Pero no es así. La radiocirugía puede ser efectiva en estos casos, cuando se combina con sesiones de radioterapia holocraneal, o radiación de todo el cráneo», asegura Samblás. Hasta veinte metástasis han logrado tratar en una paciente de 46 años con un adenocarcinoma de pulmón. En un principio se actuó sobre 8 de las 15 metástasis iniciales. Al mes aparecieron cinco más, que se trataron junto con las 7 restantes. Dos años después del diagnóstico sigue trabajando, resalta Sallabanda.
«Éramos el tratamiento escoba, que recogía a pacientes que no podían ser operados. Hoy, tras 20 años y muchos cientos de miles de casos, la radiocirugía es una alternativa más a las intervenciones quirúrgicas convencionales. En la elección debe intervenir el paciente conociendo las probabilidades de éxito y las secuelas que conlleva», apunta el presidente del grupo IMO. El éxito de esta técnica, resalta, se debe a su precisión y a la existencia de un protocolo muy bien determinado en cada caso, con lo que se obtienen unos resultados muy homogéneos. A pesar de ello, se lamenta de su baja introducción en el sistema nacional de Salud, por persistir la idea de que las metástasis no son tratables ni curables.

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