El avance tecnológico ha permitido crear implantes médicos que salvan miles de vidas, pero al mismo tiempo ha permitido que aumenten los riesgos. Investigadores de seguridad han demostrado que es posible alterar el correcto funcionamiento de algunos implantes, lo que podría tener terribles consecuencias para las víctimas. Según las investigaciones, los implantes con posibilidades de conexión inalámbrica son los más susceptibles a ser 'hackeados'.
La medicina ha sido una de las disciplinas que más ha podido evolucionar con el desarrollo tecnológico. La evolución en este campo ha permitido curar enfermedades que hasta el momento eran mortales y ha conseguido mejorar la calidad de vida de millones de pacientes en todo el mundo. En este sentido, los implantes médicos son un campo en el que se han hecho importantes avances.
Aunque la aplicación de la tecnología al campo médico ha generado estos importantes beneficios, lo cierto es que todavía su aplicación no es perfecta. El principal problema es garantizar la seguridad de esta tecnología médica, no desde el punto de vista de su funcionamiento, sino pensando en que agentes externos puedan alterar su correcto funcionamiento. Investigadores de McAfee han demostrado que la protección de la tecnología médica no es perfecta, lo que supone un riesgo elevado porque afecta de forma directa a la vida de las personas.
Los investigadores han querido comprobar si podrían alterar el correcto funcionamiento de un implante de última generación para determinar su grado de protección. Según la BBC, los expertos de seguridad se centraron en comprobar la protección de un sistema automático de suministro de insulina. Se trata de una tecnología que puede ayudar a miles de personas diabéticas, que podrían controlar sus inyecciones de forma automática, mejorando su calidad de vida.
En concreto, la investigación se ha centrado en una bomba de insulina automática que dispone de un sistema de conexión inalámbrica pensado para recibir actualizaciones en su funcionamiento. Precisamente esta posibilidad es lo que hace más vulnerable a este implante, según han explicado los investigadores. Al parecer, solo se han necesitado dos semanas para conseguir interferir en el sistema y controlar su funcionamiento.
El experimento ha probado que los implantes de este tipo se podrían 'hackear', haciendo que, por ejemplo, liberen toda la insulina que contienen, lo que sería fatal para la persona que lo utiliza. Un paso más allá, los cibercriminales podrían diseñar una herramienta para identificar a todas las personas con este tipo de implante en un cierto radio de acción, realizando acciones contra todas con un simple comando.
Según los expertos, el problema principal es que los implantes con estos sistemas de conexión no suelen tener apenas medidas de seguridad. Las empresas los diseñan con un tamaño minúsculo para poder utilizarlos sin afectar a los pacientes, y ese tamaño hace que no haya capacidad para proteger sus sistemas. Esa falta de protección es la que hace que sean totalmente vulnerables.
Los responsables de la investigación han asegurado que no harán públicos sus datos para que nadie pueda intentar aprovecharlos. Además, han asegurado que por el momento no se ha registrado ningún caso de ataque de este tipo. Sin embargo, el hecho de que exista la posibilidad es un toque de atención para que las compañías que fabrican y desarrollan implantes médicos inteligentes sean conscientes de los riesgos y la necesidad de garantizar su protección.
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