Cuando Víctor Grifols
planteó la semana pasada al Gobierno la posibilidad de pagar a los donantes de plasma en España,
tanto el Ministerio de Sanidad como la Federación de Donantes de Sangre se
apresuraron a criticar sus declaraciones, recordando que en España -como en el
resto de Europa-, la donación es altruista y no remunerada.
No es así en EEUU, donde
la venta de plasma está regulada por la Agencia del Medicamento (FDA, según sus
siglas en inglés) de donde procede una parte de los hemoderivados que se
consumen en los hospitales españoles; que no se podrían abastecer sólo con el
plasma procedente de donantes españoles (altruistas y no remunerados).
Cuando alguien dona
sangre en uno de los bancos de transfusión en España, este 'oro rojo' se separa
inmediatamente en tres componentes con distintos usos: glóbulos rojos, plasma y plaquetas. Esta
separación, explica a ELMUNDO.es el doctor Luis Puig, responsable de hemodonación
en el Banco de Sangre y Tejidos de Barcelona, se realiza bolsa por bolsa y en
las primeras 24 horas.
"De cada donación
individual se extrae una unidad de hematíes [glóbulos rojos], una de plasma
[unos 250-300 centímetros cúbicos] y unas pocas plaquetas", explica.
"Se necesitan las plaquetas de cuatro donantes para alcanzar lo que se
llama una unidad terapéutica de plasma".
Todo este material sanguíneo
se remite desde los bancos de sangre hasta los hospitales, donde se emplean en
transfusiones y diferentes tratamientos. Aunque, como explica Puig, se hace en
diferentes proporciones: "Por ejemplo, de las 271.000 unidades donadas en
Cataluña el año pasado, remitimos a los hospitales unos 260.000 concentrados de
hematíes válidos (una parte se desecha porque no es válida o caduca) pero sólo
unas 38.000 unidades de plasma".
Una industria 'molinera'
Todo
ese plasma 'sobrante' que no se remite a los hospitales se envía a la industria
farmacéutica para que lo transforme en hemoderivados, es decir, una
especie de 'plasma terapéutico'. "El 90% del plasma es agua y el resto una
combinación de proteínas que necesitaríamos utilizar en grandes cantidades para
poder tratar a un paciente", explica el doctor catalán. Ahí entran en
juego compañías como Grifols (que tiene el monopolio de los hemoderivados en
España), que se encargan de obtener dichas proteínas de forma concentrada y
estable para utilizarlas como medicamentos (un proceso que se conoce como
fraccionar el plasma).
Los
principales hemoderivados que se obtienen del plasma son la albúmina (que sirve
para tratar, por ejemplo, ciertas patologías del hígado y shocks traumáticos),
factores de la coagulación (el 8 es el más conocido para el tratamiento de
pacientes con hemofilia que sufren hemorragias frecuentes) y las
inmunoglobulinas (que se emplean en sujetos inmunodeprimidos que sufren
infecciones frecuentes).
El
problema radica en que los hemoderivados que se fabrican en España con plasma
procedente de donantes altruistas no es suficiente para cubrir las
demandas de los hospitales españoles, tal y como aclara la compañía a
ELMUNDO.es. De manera que se puede decir que en España se consumen
hemoderivados con dos orígenes distintos: los 'made in Spain' (en todo momento
propiedad del Estado y de las CCAA) y los 'importados', que se compran a países
como EEUU, donde sí está permitido pagar a los donantes.
En
el caso del plasma 'español', los bancos de sangre los remiten a Grifols para
que lo transforme en hemoderivados, pagando únicamente por el proceso de
fabricación ("un procedimiento similar al que usaban antiguamente los
molineros, a quienes se les llevaba el cereal y devolvían la harina cobrando sólo
por la utilización del molino", según la metáfora que utilizan desde el
propio Grifols).
Plasma importado
Grifols,
sin embargo, no ha querido precisar ni cuánto cobra por estos procesos,
ni cuántos litros de plasma necesitaría España para ser autosuficiente en
hemoderivados ("se fraccionaron 360.000 litros de plasma español,
procedentes de donaciones altruistas, pero fue insuficiente", aclaran).
Martín Manceñido, presidente de la Federación Española de Donantes de Sangre,
calcula el consumo de hemoderivados es el doble de esa cantidad; lo que supondría
algo más de 300.000 litros procedentes de países donde la donación de plasma
retribuida sí está permitida (una cifra que Grifols no confirma).
Países
de nuestro entorno, como Francia y Holanda, sí han logrado ser autosificientes
en hemoderivados. Ellos disponen de empresas públicas encargadas de
fraccionar el plasma que reciben de donantes altruistas de plasma (y que
ejercen la labor que en España se encarga a Grifols).
Como
explica el doctor Puig, la plasmaféresis ofrece la ventaja de que permite
obtener mayor cantidad de plasma de un sólo individuo (unos 600 o 700 centímetros
cúbicos). Para ello se utiliza un sistema de centrifugado de la sangre mediante
el que se obtiene únicamente el plasma y se 'devuelven' el resto de componentes
sanguíneos al donante, "y dado que el plasma en el organismo se recupera más
rápidamente que, por ejemplo, los glóbulos rojos, se puede donar plasma con
mayor frecuencia". Con un fomento de la plasmaféresis, admiten los hematólogos,
podrían cubrirse mejor las necesidades de plasma en España; aunque se
trata de un proceso más complejo que la donación de sangre (y que suele llevar
alrededor de hora y media
Plasmaféresis remunerada
Este método
consiste en la donación únicamente de plasma, que permite separar este
'ingrediente' del resto de componentes de la sangre, que se reinyectan al
donante sobre la marcha. Grifols dispone en EEUU de 147 centros de plasmaféresis
acreditados por la FDA, en los que únicamente pueden donar los llamados
'donantes cualificados'.
Dado que el plasma que
donan estas personas se va a emplear como materia prima para fabricar
hemoderivados (una especie de medicamentos sanguíneos), cualquiera no puede ser
'donante cualificado', sino que es la propia FDA la que acredita a estas
personas y establece los criterios.
Entre otras cosas, se
establece que no puedan donar plasma más de dos veces en un intervalo de siete
días, y con al menos dos días entre cada donación. Por cada plasmaféresis (de
la que se obtienen unos 850 ml) reciben entre 25-30 dólares, "por su
tiempo, puesto que han de estar unos 90 minutos en cada donación (entre
cuestionarios previos, analíticas y la propia extracción) y este tiempo se les
debe remunerar de alguna forma", asegura un portavoz de Grifols.
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