lunes, 28 de noviembre de 2011

Las altas temperaturas pueden acortar el embarazo



En el estudio, liderado por el doctor Payam Dadvand, se midió el impacto a corto plazo de la exposición materna a temperaturas extremas ambientales durante el embarazo en una muestra de 7.585 nacimientos que se produjeron durante el período 2001-2005 en Barcelona.  Para ello, utilizaron datos nacionales sobre el calor y la temperatura diaria para el período de 1983-2006, aplicando hasta tres indicadores de las condiciones de calor extremo basados en la exposición a un calor inusual y un alto índice de humedad. De este modo, cuantificaron el cambio en la duración del embarazo después de la exposición materna a las condiciones extremas de calor.
De este modo, los resultados revelan que la exposición materna a un calor extremo puede tener un efecto inmediato sobre la duración del embarazo, y que estas temperaturas extremas se asocian con una reducción de la edad media gestacional de los niños.  Estudios previos ya habían apuntado a una mayor vulnerabilidad de las mujeres embarazadas al calor, relacionando estas condiciones extremas con la inducción de las contracciones uterinas, un aumento de la secreción de las hormonas relacionadas con el parto (oxitocina 
y prostaglandinas) y un aumento de los niveles de la proteína de choque térmico 70 relacionado con el parto prematuro.
El estrés por calor es una función de la interacción de la producción interna de calor, la capacidad de la pérdida de calor al medio ambiente y la carga de calor ambiental. Durante el embarazo, aumenta la deposición de grasa y la producción interna de calor debido al crecimiento fetal y el metabolismo.
Según ha reconocido Dadvand, aunque se necesitan más estudios para confirmar estos resultados en diferentes contextos, un episodio de calor inusual el día antes del parto se asocia con una reducción de un día de duración promedio de embarazo.  Además, añade en declaraciones al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC), estos datos podrían lograr una disminución de cinco días para valores más extremos.
De hecho, con las previsiones del clima, y teniendo en cuenta que una reducción de hasta una semana en la duración del embarazo se ha relacionado con resultados adversos para la salud de los recién nacidos, los autores sostienen que los estudios futuros deben considerar estos factores para informar de las intervenciones de salud pública adecuadas al respecto. 
 

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