El tratamiento con dexpramipexole, un nuevo fármaco que previene la disfunción de las mitocondrias - estructuras subcelulares que proporcionan la mayor parte de la energía de una célula - parece retrasar la progresión de los síntomas en la enfermedad neurodegenerativa esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Los prometedores resultados de un ensayo de fase 2 con dexpramipexole han sido publicados en la revista 'Nature Medicine'.
"Hoy en día sólo hay dos fármacos aprobados para tratar la esclerosis lateral amiotrófica - el riluzol, que extiende la vida de los afectados en cerca de un 10 por ciento, y el 'Nuedexta', que trata la inestabilidad emocional que caracteriza a la ELA, y a otras enfermedades neurológicas", afirma Merit Cudkowicz, directora de la Unidad de Ensayos Clínicos y Neurología del Hospital General de Massachusetts.
También conocida como enfermedad de Lou Gehrig, la ALS es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta a las neuronas motoras del cerebro y la médula espinal; la muerte de estas células nerviosas detiene la transmisión de impulsos nerviosos a las fibras musculares, produciendo debilidad, parálisis y, por lo general, muerte por insuficiencia respiratoria. La disfunción mitocondrial es uno de varios factores que subyacen a la muerte de las células nerviosas; ahora, el medicamento dexpramipexole -desarrollado inicialmente por Knopp Biosciences- parece proteger a las neuronas de esta disfunción mitocondrial.
Varios investigadores de Knopp, que patrocinó el estudio, colaboraron con Cudkowicz y con el Consorcio Noroeste para la ELA, este último incluye a más de 100 instituciones de América del Norte que colaboran entre sí realizando ensayos clínicos y creando la infraestructura necesaria para ofrecer de forma rápida y eficiente nuevos tratamientos a las personas con este trastorno.
La progresión de la ELA puede variar ampliamente, algunos pacientes sobreviven décadas después del diagnóstico y otros mueren en un año; por lo tanto, ha sido un reto desarrollar ensayos de fase 2, necesarios para poner a prueba el nivel de las dosis y para determinar la eficacia potencial del medicamento.
Para afrontar este reto, el equipo de investigación diseñó un estudio en dos etapas; en la primera, 102 pacientes que habían sido recientemente diagnosticados con ELA fueron distribuidos aleatoriamente en cuatro grupos, recibiendo tabletas orales o bien con placebo, o bien con dexpramipexole de 50, 150 o 300mg durante 12 semanas. Cuando esta etapa terminó, los participantes que continuaron en el ensayo recibieron sólo placebo durante cuatro semanas y luego fueron realeatorizados en dos grupos diferentes, que recibieron dosis diarias de 50 o 300 mg de la droga en estudio durante 24 semanas.
Los resultados de la primera etapa mostraron que el dexpramipexole parece retrasar la progresión de los síntomas, medidos según la Escala de Valoración Funcional de la ELA y según la capacidad pulmonar. El efecto protector fue mayor en el grupo que tomó dosis de 300 mg - en los cuales la progresión de los síntomas fue, aproximadamente, un 30 por ciento más lenta que en el grupo del placebo - y, por otro lado, se observaron pocos efectos en aquellos que recibieron 50 mg. La segunda etapa tuvo resultados similares, una progresión de la enfermedad más lenta y un menor riesgo de muerte en los participantes que recibieron la dosis más alta.
Según Cudkowicz, "la confirmación de estos resultados en un ensayo clínico de fase 3 está actualmente en curso". La investigadora espera que este fármaco ofrezca a los pacientes la oportunidad de permanecer saludables por más tiempo, con un menor deterioro funcional y un aumento de la supervivencia.
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