miércoles, 18 de julio de 2012

Una mujer con cáncer de ovario, madre tras congelar sus ovocitos


Aunque cada vez más pacientes jóvenes con cáncer recurren a técnicas para preservar sus posibilidades de ser padres en el futuro, por primera vez una mujer con cáncer de ovario ha podido ser madre gracias a la preservación de sus ovocitos antes de pasar por el quirófano. Hoy ha presentado a su hijo Mario en sociedad.
Vanessa Pastor fue diagnosticada con un cáncer de ovario en estadios muy iniciales en el año 2009, después de notar unas molestias en el abdomen. Después de ser operada en Zaragoza para extirpar el ovario izquierdo, los especialistas le indicaron que el siguiente paso, quitar también el ovario derecho, acabaría con sus posibilidades de tener hijos.
Para evitarlo, tal y como ha explicado hoy en rueda de prensa acompañada por los doctores del Instituto Dexeus de Barcelona, se sometió a dos ciclos de estimulación ovárica para preservar sus ovocitos (óvulos inmaduros) antes de entrar en quirófano. "Cuando me dijeron que tenían que extirparme los ovarios me derrumbé, pero surgió esta posibilidad y me siento muy feliz, porque ser madre era mi gran deseo", ha relatado hoy Vanessa, que ahora tiene 31 años de edad.
Mediante un tratamiento con hormonas diferente del de una mujer sana (a dosis bajas, para no empeorar la evolución del tumor), los ginecólogos lograron conservar óvulos suficientes para preservar sus posibilidades de ser madre biológica una vez superado el cáncer.
"Cuando le dijimos que existía esta posibilidad aún no sabíamos si iba ser posible, era algo que tenía que evaluar el equipo de reproducción asistida; pero ella se emocionó, simplemente por saber que existía la posibilidad", recuerda el consultor de Ginecología Oncológica de este centro, Rafael Fábregas. "Lloraba mucho, pero no por tener cáncer, sino porque no iba a poder tener hijos, algo que le costaba entender a mucha gente, incluidos sus propios padres".
Contrarreloj
Además, "aunque se trata de un tumor de crecimiento lento", el reloj corría en su contra. Había que estimular la producción ovárica y congelar los ovocitos con rapidez, simultaneando el proceso con el rediagnóstico de la enfermedad oncológica y la fijación de la fecha de la operación.
Como señala Fábregas, "en un mes y medio el tratamiento de fertilidad había terminado y, sólo un mes después, en julio, Vanessa entraba en quirófano para que le extirparan el ovario derecho", explica el ginecólogo. Antes de que transcurriera un año y medio desde la operación, Vanessa se sometió a la implantación de los embriones resultantes de los ovocitos fecundados con el esperma de su pareja. De los dos embriones que se le habían transferido, sólo uno sobrevivió y, al cabo de 39 semanas nació Mario, que hoy ha sido presentado a los medios por su orgullosa mamá. Su historia, además de en los medios, se podrá leer en una revista científica de referencia, el 'Journal of Assisted Reproduction and Genetics'.
Aunque el nacimiento de Mario constituye un hito en la reproducción asistida española, Fábregas advierte de que no va a poder ser una opción muy habitual para pacientes de cáncer de ovario. En primer lugar, porque se trata de un tumor que suele detectarse tarde. "La etapa más habitual es el estadio 3C, en el que las posibilidades de supervivencia a cinco años rondan el 60%; aunque técnicamente no habría ningún problema en hacer lo que se ha hecho con Vanessa, se plantearía una controversia ética", resume Fábregas.
Vanessa fue de las pocas afortunadas en las que el tumor se detecta en una etapa precoz, un estadio 1C con un pronóstico muy bueno y unas tasas de supervivencia superiores al 80%. La preservación de la fertilidad con el sistema que se ha utilizado en Vanessa es muy habitual en pacientes oncológicas, sobre todo de cáncer de mama y también en mujeres afectadas por endometriosis y otras dolencias.
Hace dos años ya se logró el nacimiento de dos gemelos en Valencia fruto de una doble congelación de tejido ovárico y ovocitos en una paciente con cáncer de mama.

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