jueves, 12 de julio de 2012

Células madre magnetizadas


El uso de diminutas partículas magnéticas pueden ayudar a los profesionales sanitarios a realizar un seguimiento de los tratamientos basados en el uso de células madre para determinar con mayor exactitud si éstos están siendo o eficaces. Según una investigación que se publica en Circulation, la inoculación de un preparado con células inmunes que contienen partículas magnéticas en el torrente sanguíneo es un sistema seguro y no interfiere con la función celular, además de que facilita el seguimiento de dichas células a través de técnicas de resonancia magnética.
Los tratamientos basados en el uso de células madre se están empezando a emplear para tratar un sinfín de enfermedades. Sin embargo, a pesar de su enorme potencial, los investigadores desconocen exactamente a dónde se dirigen las células van y en qué cantidades. Ahora, es posible que gracias al uso de estos diminutos imanes, los expertos puedan entender mejor cómo las células actúan frente a las enfermedades del corazón.
La ventaja de este sistema es que la resonancia magnética no expone al paciente a la radiación, al contrario de otros métodos, y permite monitorizar las células durante semanas.
Los investigadores verificaron en primer lugar que las células imantadas se comportaban igual que cualquier otra célula madre. A continuación llevaron a cabo un pequeño ensayo clínico en 6 personas que recibieron tres inyecciones de células madre sin marcar, células marcadas magnéticamente, y una inyección solo de material magnético. Los investigadores pudieron controlar las células marcadas hasta siete días después de la inoculación. Después administraron dosis mayores en 2 personas para comprobar su seguridad; lo resultados fueron positivos. no se observaron efectos negativos en los pacientes.
Localizables
Superado esto proceso, otras 12 personas recibieron inyecciones intravenosas con células -seis de ellos dosis elevadas de células marcadas y los seis restantes con una dosis baja- rastreables por resonancia magnética, una semana después. Así, los investigadores pudieron determinar si las células se trasladaban a las zonas inflamadas o no.
Según los autores del trabajo, coordinados por Jennifer Richards, de la Universidad de Edimburgo (Escocia), estos resultados podrían cambiar la forma de evaluar los nuevos tratamientos que afectan a la inflamación como resultado de un ataque cardiaco o de una insuficiencia cardiaca.

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