Un estudio de la Loyola University en Chicago, Estados Unidos, han descubierto una nueva evidencia de cómo las amistades de un individuo pueden acabar influyendo en su peso, tras observar que aquellos estudiantes de secundaria que tenían amigos con sobrepeso eran más propensos a tener más kilos de la cuenta.
Así se desprende de los resultados de un estudio publicado en 'PLoS One', cuyos autores remarcan que cuando se habla de su círculo de amigos se refieren a aquellos con los que tienen contacto físico y comparten actividades, no sus amigos de 'Facebook'.
El estudio fue diseñado precisamente para determinar la razón por la que los comportamientos relacionados con la obesidad se agrupan en las redes sociales.
Los investigadores examinaron datos de dos grandes escuelas de alto nivel que participaron en el Estudio Nacional Longitudinal de Salud Adolescente. Una de ellas, llamada 'Jefferson', se encuentra en una zona rural y tiene en su mayoría estudiantes blancos. La segunda escuela, 'Sunshine alta', es una escuela urbana con una importante diversidad racial y étnica.
Los estudiantes fueron encuestados durante el curso escolar 1994-1995 y nuevamente al año siguiente, preguntándoles por su peso, amistades, actividades deportivas y tiempo frente al televisor.
Los investigadores observaron que parte de la razón por la que se creaban grupos relacionados con la obesidad en las redes sociales era por la forma de seleccionar sus amigos. Pero incluso después de controlar este proceso de selección de amistades, todavía había una relación significativa entre la obesidad y el círculo de amigos del estudiante.
Así, si un estudiante presentaba un índice de masa corporal (IMC) de 20 puntos y tenía amigos delgados, había una probabilidad del 40% de reducir su peso en el futuro y un 27% de que éste aumentara.
Sin embargo, si un estudiante en el límite del sobrepeso tenía amigos obesos (IMC mayor de 30), había una posibilidad del 15% de que su índice de masa corporal se redujera y un 56% de que aumentara.
Los hallazgos, según concluyen los investigadores, muestran que la influencia social "tiende a operar en direcciones más perjudiciales, especialmente para el IMC".
No obstante, según explica el autor del estudio, David Shoham, el estudio tiene varias limitaciones, ya que todos los datos fueron recabados a partir de los propios individuos, al tiempo que estos han sido recopilados hace más de una década, cuando las tasas de obesidad infantil y el auge de las redes sociales aún no habían alcanzado las cotas actuales.
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