Ver demasiada televisión de niños puede tener importantes efectos en nuestro peso. Así lo sugiere una investigación que se publica en International Journal of Nutrition, que ha encontrado una relación entre nuestros comportamientos en la infancia y la aptitud física; el trabajo sugiere que aquellos niños que se han pasado más horas frente al televisor tienen una peor es capacidad muscular y un mayor tamaño en su cintura a medida que se acercan a la adolescencia, algo que puede tener importantes consecuencias para la salud del adulto.
Se recomienda que los niños menores de dos años no deben ver más de dos horas televisión al día. Sin embargo, la realidad es bien distinta: cada vez más los padres utilizan la televisión como una «niñera electrónica».
Los investigadores de la Universidad de Montreal (Canadá) se propusieron determinar si existe una correlación entre el número de horas dedicadas a ver la televisión en la primera infancia y la condición física posterior de los mismos niños en edad escolar.
Horas de TV
El equipo canadiense utilizó los datos de participantes del Estudio Longitudinal de Québec de Desarrollo Infantil y evaluaron informes de los padres relacionados con la cantidad de horas que el niño pasaba viendo la televisión a la semana entre los 29 y 53 meses de edad. Además, valoraron el tono muscular y la grasa abdominal.
Los investigadores encontraron que cada hora semanal de televisión que se ve a los 29 meses se correspondía con una disminución en el tono muscular. También significativo fue que la circunferencia de la cintura aumentó en 0.047 cm por cada hora de televisión que vio entre los 29 y 53 meses, lo que corresponde a un aumento de 0,41 cm en la cintura por cada 10 años de edad, o un aumento de 0,76 cm para los que veían más de 18 horas de televisión a la semana.
Debido a que la condición física está directamente relacionada con la salud futura y la longevidad, el aumento del tamaño de cintura y una menor resistencia muscular podría predecir unos resultados negativos de salud a largo plazo.
La coordinadora del equipo, Caroline Fitzpatrick de la Universidad de Nueva York (EE.UU.) señala que «la televisión es un factor de estilo de vida modificable; por eso, debemos ser conscientes de que los hábitos de los niños pueden contribuir a la salud física posterior». En su opinión, habría que seguir investigando si la exposición a la televisión está vinculada a otros parámetros de salud infantil, y, por ejemplo, con la salud cardiovascular.
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