martes, 3 de julio de 2012

Administran una terapia génica a través de cremas hidratantes


Echarse crema en la piel puede ser, en el futuro, una vía para la terapia génica para algunas enfermedades cutáneas,. Algo que parece tan descabellado puede ser una realidad, a tenor de los resultados de un estudio que se publica en PNAS en el que, un equipo de investigadores de la Universidad de Northwestern (EE.UU.) asegura ser el primero en demostrar que las cremas hidratantes comerciales son un vehículo efectivo para la terapia génica contra el cáncer de piel.
Administrar una terapia génica por vía tópica, a través de la piel, es extremadamente complejo debido a que nuestra piel posee unos mecanismos de defensa formidables que la convierte en poco menos que inexpugnable. Ahora, los investigadores han empleado un enfoque diferente, que se utiliza unos fármacos basados en una especie de estructuras esféricas de ácidos nucleicos que son unas 1.000 veces más pequeñas que el diámetro de un cabello humano, y que tienen la capacidad única para reclutar y unirse a las proteínas naturales lo que le permiten atravesar la piel e introducirse en las células.
Cuando se aplica directamente a la piel, el fármaco es capaz de penetrar en todas sus capas de la piel y puede alterar selectivamente los genes causantes de enfermedades, sin afectar a los genes normales. Una vez en el interior de las células, el fármaco simplemente desactiva genes defectuosos.
Cáncer, envejecimiento, etc.
Los principales objetivos del nuevo tratamiento son el melanoma y el carcinoma de células escamosas (dos de los tipos más comunes de cáncer de piel), la psoriasis inflamatoria, la cicatrización de la herida diabética, y un raro trastorno genético de la piel que no tiene un tratamiento eficaz -la ictiosis epidermolítica. También se podría emplear en el tratamiento del envejecimiento.
«Esta tecnología de nanoestructuras desarrollada puede romper la barrera de la piel», afirma la autora del trabajo, Amy S. Paller. Según la investigadora, «este nuevo enfoque nos permite tratar un problema de la piel en el lugar donde se manifiesta, así, podemos dirigir nuestra terapia a un nivel tan pequeño que puede distinguir los genes mutantes de los genes normales. Los riesgos se reducen al mínimo, y no se han observado efectos secundarios ni en la piel humana, ni en modelos de ratón».
Los primeros paso con esta técnica se iniciaron en 1996. No obstante, esta es la primera vez que se consigue que estas nanoestructuras penetren en la piel. Según explican los expertos, la nanotecnología ofrece la posibilidad de crear nuevas estructuras muy rápidamente, con propiedades muy diferentes a las de los tratamientos convencionales.
La clave, dicen, es la forma esférica de la nanoestructura, y la densidad de ácido nucleico. Los ácidos nucleicos normales no pueden entrar en las células, pero sí estos ácidos nucleicos esféricos. El ARN pequeño de interferencia, o ARN de silenciamiento, (siRNA, por sus siglas en inglés), rodea una nanopartícula de oro, y los ácidos nucleicos forman entonces una pequeña esfera. Dicha secuencia de ARN está programada para encontrar el gen causante de la enfermedad.
Crema hidratante
Las nanoestructuras desarrolladas por este equipo se combinaron con una crema hidratante comercial. A continuación, los investigadores aplicaron el ungüento terapéutico en la piel de ratones, y en epidermis humana. Las nanoestructuras fueron diseñadas para dirigirse al factor de crecimiento epidérmico (EGFR, por sus siglas en inglés), un biomarcador asociado con varios tipos de cáncer. En ambos casos, el fármaco se abrió camino a través de la capa epidérmica de la piel, penetrando en ella muy profundamente, disminuyendo así la producción de las proteínas que causan problemas. Después de un mes de aplicación continuada de la pomada, no hubo evidencia de efectos secundarios, una inapropiada activación del sistema inmune, o acumulación de partículas en los órganos. El tratamiento es específico para la piel, y no interfiere con otras células. «Este estudio es un hito en el ámbito de la regulación de los genes», afirma Chad Mirkin, creador de estas estructuras.

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