lunes, 11 de marzo de 2013

Cada vez menos españoles siguen la Dieta Mediterránea



Cada vez menos españoles siguen la Dieta Mediterránea y, de este modo, no pueden beneficiarse de los efectos cardioprotectores que su ingesta implica, según el estudio clínico 'Seguimiento de la Dieta Mediterránea y su relación con el Riesgo Cardiovascular en España' (DIMERICA), que recoge que este tipo de dieta saca un 4,7 sobre 10. Y es que cada vez son más los españoles que se decantan por la ingesta de azúcares refinados y grasas saturadas. El uso de aceite de oliva, muy recurrente en la cocina española, tampoco se salva del 'suspenso'. Además, se consume menos frutos secos y pescado, dos pilares fundamentales de la Dieta Mediterránea junto a las verduras y las legumbres. El estudio ha sido promovido promovido por la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA) y la Asociación Española de Enfermería de Hipertensión y Riesgo Cardiovascular (EHRICA).

En el estudio han participado 1.770 personas, sometidas a un análisis de los hábitos alimentarios como muestra de lo que actualmente sucede en la población adulta española. Curiosamente y en contra de lo que se pensaba hasta ahora, la zona del Mediterráneo es el área menos «cumplidora», por el contrario, las comunidades situadas en la cornisa cantábrica (Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco) son las que mejor siguen la dieta mediterránea.

La tendencia de empeoramiento en nuestra alimentación resulta más evidente en los últimos años y coincide con un ligero aumento del índice de obesidad, no sólo en la población adulta, sino también en niños y adolescentes. En la actualidad hay más de dos millones de personas con problemas de obesidad grave y, por tanto, con un alto riesgo cardiovascular.

Estilo de vida

Según José Abellán, coordinador del estudio DIMERICA y director de la cátedra de Riesgo Cardiovascular de la Universidad Católica San Antonio de Murcia, «el ritmo de vida actual no favorece el cumplimiento de la dieta mediterránea. No se trata tanto del abandono de la dieta como de la pérdida progresiva del estilo de vida del mediterráneo. Su seguimiento es cada día más pobre, por lo que es necesario reintroducir la dieta con conceptos actuales y cultivar su consumo desde las edades infantiles».

Paradójicamente, la dieta mediterránea gana peso en los países nórdicos, tan alejados culturalmente de la gastronomía de la zona del mediterráneo. Aun así, «España es un país de bajo impacto en lo que se refiere a complicaciones coronarias si lo comparamos con los países del norte de Europa», continúa Abellán. «Tradicionalmente esta cardioprotección se ha relacionado con el seguimiento de una dieta mediterránea, además de factores genéticos protectores».

Por su parte, Elena Ramos, enfermera en el Centro de Salud de Quijorna de Madrid y miembro de la asociación EHRICA, añade que «las personas con una predisposición genética a desarrollar complicaciones cardiovasculares y que siguen correctamente la dieta mediterránea tienen menos problemas. Su consumo contribuye en una proporción importante al control de la presión arterial y mejora el control glucémico. La educación para la salud y la capacitación de la población son nuestra responsabilidad y en su consecución y la implicación en sus autocuidados, estará el éxito de nuestro trabajo».

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