El
estudio demuestra que el gen en cuestión aparece modificado "con
frecuencia" en enfermos de Leucemia Linfática Crónica (LLC), un cáncer de
la sangre que cada año causa unos 1.000 nuevos casos en España. Los datos del
estudio apuntan a que los cambios o mutaciones en el gen, llamado TOP1, son más
frecuentes entre los pacientes con variantes más agresivas de LLC. En un
futuro, sugieren, este tipo de datos podría ayudar a dar tratamientos más efectivos
a los pacientes en función del perfil genético de su tumor.
Los
resultados surgen del Consorcio Español del Genoma de la Leucemia Linfática
Crónica, un grupo liderado por Carlos López Otín, de la Universidad de Oviedo y
Elías Campo, del Hospital Clinic y la Universidad de Barcelona, y en el que
participan 12 centros de investigación y hospitales de toda España. En 2009 el
grupo comenzó a secuenciar el genoma completo de pacientes de esta enfermedad
para identificar nuevas causas genéticas de la misma. El objetivo final del
grupo español es secuenciar el genoma completo de 500 pacientes y sus cánceres,
lo que requiere un ingente trabajo de secuenciación y análisis genético por
parte de un equipo en el que participan algunos de los mejores expertos en genética
del cáncer del país y que requiere el inmenso poder de cálculo de Marenostrum,
el ordenador más potente de España.
El
consorcio ha encontrado más de 1.000 mutaciones, o erratas en los genes que
pueden estar relacionadas con la enfermedad. La gran mayoría de estas
mutaciones tiene una responsabilidad ínfima o nula, pero a medida que se ha
secuenciado el ADN de más enfermos han emergido un puñado de mutaciones
recurrentes que son las mayores sospechosas de potenciar esta dolencia.
El
nuevo estudio, publicado hoy en Nature Genetics, añade un nuevo sospechoso a la
lista. Se trata de un gen llamado POT1 y que se encuentra en los telómeros, una
especie de tapón que protege a los cromosomas e impiden mutaciones peligrosas.
"Llevamos
mucho tiempo estudiando la biología de los telómeros ya que alteraciones en su
mantenimiento se asocian al cáncer y al envejecimiento", ha explicado
María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas y
coautora del estudio, en una nota de prensa.
Los
investigadores han analizado mutaciones en este gen de los telómeros entre 127
pacientes españoles y han cruzado los datos con los de otros 214 enfermos de
otros países. El POT1 solo ha aparecido mutado en el 3,5 % de todos los casos,
pero ese porcentaje aumenta hasta el 9% entre los pacientes que sufren el tipo
de leucemia más agresivo. El porcentaje es bajo, pero, según destaca el
estudio, convierte a este gen en uno de los que con más frecuencia aparece
mutado en los análisis del consorcio. De hecho, sus autores creen que el POT1
debe ser incluido junto a otros cuatro genes detectados anteriormente en la
corta lista de los peores potenciadores de la enfermedad.
Cromosomas
sin techo
"Por
lo que sabemos, el POT 1 sería el tercer gen que con más frecuencia aparece
mutado en esta enfermedad", explica a Materia Elías Campo, uno de los
coordinadores del consorcio. Los dos genes más peligrosos detectados hasta el
momento aparecen mutados en el 10% de los casos y entre el 15% y el 18% de los
casos más agresivos. El POT1 presenta una frecuencia más baja, pero supone una
gran novedad, pues es la primera vez que se detecta que un gen de los telómeros
asociado al envejecimiento esté relacionado con un cáncer. El gen es
fundamental para mantener los cromosomas protegidos. "Estas mutaciones
inactivan o destruyen un gen que es como el tejado que protege a los cromosomas
del daño", detalla Campo. Como ejemplo del refinamiento del cáncer, las
mutaciones no destruyen del todo el gen, pues esto mataría automáticamente a la
célula e impediría el avance de la enfermedad.
"Se
trata de un trabajo muy bueno que demuestra los efectos de las mutaciones en
POT1 y su posible responsabilidad en la inestabilidad cromosómica que vemos en
los pacientes con LLC de alto riesgo", explica a Materia Jennifer Brown,
directora del Centro de LLC del Instituto de Cáncer Dana-Farber (EEUU). Brown
destaca que las mutaciones en cuestión se dan en el 3,5% de pacientes "así
que aún hay que definir su aplicabilidad al amplio rango de la LLC al igual que
pasa con el resto de mutaciones encontradas hasta el momento y que se dan en un
número relativamente pequeño de pacientes", comenta.
En
un futuro, comprender mejor los perfiles genéticos de cada paciente puede
ayudar a tratar sus tumores de forma más específica y aplicar fármacos
especialmente efectivos para su perfil genético. De hecho proyectos como el del
consorcio español han permitido desvelar genes que están mutados en varios
tipos de cáncer, lo que hace más viable el desarrollo de nuevos fármacos para
combatirlos, apunta Campo.
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