miércoles, 4 de enero de 2012

Una investigación española muestra los factores de riesgo del infarto de miocardio más letal



El cardiólogo de la Universidad Pública del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV-EHU), Aitor Jiménez, ha conseguido recopilar y caracterizar al detalle 110 casos de rotura cardiaca, el más letal de los infartos agudos de miocardio, tras 22 años de recogida de datos en el Hospital de Cruces de Bilbao, en una de las series anatómicas "más amplias" descritas al respecto.
Según ha informado el centro educativo en un comunicado, la rotura cardiaca es poco común, pero cuando ocurre es mortal en prácticamente todos los casos. En este sentido, gracias al estudio de Jiménez, se han identificado factores de riesgo de esta patología, para "poder predecir en parte esta complicación y hacer una vigilancia más exhaustiva".
En los casos en los que ocurre una rotura cardiaca, se presenta al tercer día (mediana) de sufrir el infarto. La pared infartada sufre un desgarro y la sangre sale de forma masiva de la cavidad ventricular al pericardio, que no puede asumir tal cantidad de sangre, con lo que acaba por comprimir el corazón y detenerlo por taponamiento cardiaco.
Su incidencia solo representa el 1,5 por ciento de todos los casos de infarto estudiados por Jiménez. Ahora bien, si se estrecha el cerco sobre los pacientes que han acabado por fallecer tras el infarto, la rotura resulta ser la causa de la muerte en un 29 por ciento de los casos.
Según ha explicado Jiménez, "una vez que ocurre, el paciente fallece en 20 minutos. Diagnosticas, pero prácticamente no tienes ninguna opción. En el Hospital de Cruces, incluso se estableció un protocolo muy agresivo que consistía en abrir, ante la sospecha de una rotura cardiaca, el tórax del paciente 'in situ' e intentar taponar el orificio con el dedo, pero ni aun así consigues salvar a la mayoría de los pacientes con rotura aguda".
En los casos de rotura subaguda, el paciente sobrevive al menos una hora, pero aunque a veces da tiempo de operar, los resultados de supervivencia siguen siendo anecdóticos. Así, en el estudio de Jiménez se contabiliza un caso de supervivencia en rotura aguda y dos o tres en subaguda, datos que demuestran que actuar con rapidez "no es suficientemente efectivo".
PREVENCIÓN
Uno de los principales factores de riesgo es el retraso en acudir al hospital, ya que a pesar de que el infarto que deriva en rotura cardiaca es igual de sintomático y doloroso que cualquier otro, sea por la razón que sea, estos pacientes van más tarde a urgencias.
"Porque se minimizan los síntomas o porque se achacan a otra cosa, la cuestión es que, en los pocos casos en los que los pacientes tienen un infarto, lo pasan y llegan ya cuando ocurre clínica de pericarditis (aproximadamente a las 24 horas del infarto), por lo que tienen un porcentaje de rotura muy alto", ha argumentado Jiménez.
En consecuencia, los resultados de la tesis apuntan a vigilar más a los pacientes con infarto que llegan tarde al hospital, especialmente si son mujeres y/o ancianas. "Sólo ocurre en un tercio de los casos, pero es importante observar si, durante el curso del infarto, el paciente está desasosegado, tiene una sensación de falta de confort sin causa y no atribuida a dolor, o tiene nauseas", ha indicado.
En estos casos, el investigador cree que deben ser estrictos y aplicar las medicaciones preventivas (inhibidores ACE, betabloqueantes), así como llevar una vigilancia ecocardiográfica más intensiva.

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