lunes, 16 de enero de 2012

Descubiertos biomarcadores de la enfermedad de Chagas



La enfermedad de Chagas está considerada una enfermedad olvidada por la Organización Mundial de la Salud. Y eso que afecta a 10 millones de personas en Sudamérica, y a 30.000 en España, donde ha llegado con la inmigración, sobre todo de personas de los países andinos. Puede permanecer hasta 30 años latente, por lo que la persona no sabe que es portadora, lo que confunde cuando aparece y supone un peligro de que las mujeres la transmitan a sus hijos (la vía materno-fetal es la única que se da en España, ya que falta el insecto –una chinche- que la transmite en América). Por eso el descubrimiento de una serie de biomarcadores que se pueden detectar en la sangre es clave para su control.
El hallazgo, que han publicado BMC Infectious Diseases y Clinical and Vaccine Inmunology, lo han efectuado investigadores de un equipo liderado por la Red de Investigación en Enfermedades Tropicales (RICET) del Instituto de Salud Carlos III. También han participado el Instituto de Parasitología y Biomedicina López Neyra (Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Granada), la Unidad Regional de Medicina Tropical del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, el Grupo CRESIB - hospital Clínic de Barcelona y el Instituto de Medicina Tropical de la Universidad de Central de Venezuela.
La enfermedad tiene una primera fase aguda con síntomas similares a los de una gripe. Si no es tratada en esta primera fase, los enfermos pasan durante 20 o 30 años por una fase crónica indeterminada, pasando entre el 20% y el 30% de los pacientes a desarrollar alteraciones cardiacas, un 10% alteraciones digestivas o ambas y en menor porcentaje una forma neurológica. Durante estos años de fase indeterminada el parásito está dentro del organismo reproduciéndose y provocando daños en diferentes tejidos sin que afloren los síntomas.
Los biomarcadores permiten saber qué está pasando en el periodo de latencia. “La clave ha estado en que los investigadores de la RICET, usando proteínas recombinantes han logrado demostrar que tanto los pacientes con Chagas crónico en fase indeterminada como aquellos con sintomatología cardiaca o digestiva presentan un nivel significativamente superior de anticuerpos frente a los antígenos KMP11, HSP70, PFR2 de Trypanosoma cruzi, que el nivel detectado en personas sanas”, indican los investigadores en una nota. Para medirlos basta un análisis de sangre, aunque no puede ser el estándar, sino que deben realizarse pruebas específicas.

El descubrimiento tiene otra ventaja: actualmente, cuando se diagnostica la enfermedad a un paciente “el primer problema que se le plantea al médico es si tratarlo o no tratarlo, porque no saben hasta qué grado” está afectado. “Además tampoco se sabe si los tejidos de la persona están siendo afectados o el parásito se encuentra latente pero si causar daños. Los medicamentos utilizados para Chagas son tóxicos (producen hipersensibilidades, alergias, etcétera) y hasta ahora no existían marcadores que pudieran indicar al médico qué hacer en cada caso concreto. Una vez puesto el tratamiento, tampoco existían marcadores para que los médicos conocieran si el tratamiento estaba resultando eficaz o no”, dicen los investigadores en la nota.
En 1998, la OMS declaró como meta para la eliminación de la transmisión de Chagas el año 2010. Según el Coordinador de la RICET, Agustín Benito, “esto no se ha producido entre otras cosas por una falta de inversión económica. Es necesario invertir en I+D de la enfermedad de Chagas no solo en los países endémicos, sino también en España porque suponen muchos pacientes y una sobrecarga para el sistema sanitario. Haciendo un tratamiento adecuado, correctamente seguido y aplicado solo a quien lo necesita, entre 5.000 y 10.000 personas se evitarán por ejemplo tener alteraciones cardíacas que van a terminar necesitando entre otras cosas más de 1.000 marcapasos”.

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