Las mujeres más jóvenes con cáncer de mama experimentan una disminución en su calidad de vida relacionada con la salud, asociada a una mayor angustia psicológica, aumento de peso, disminución en su actividad física, infertilidad y menopausia de aparición temprana, según un estudio publicado en el 'Journal of the National Cancer Institute'.
El cáncer de mama es el más común en las mujeres, después del cáncer de piel, y es la principal causa de muerte en mujeres menores de 50 años en los EE.UU. Si bien la tasa de supervivencia para las mujeres jóvenes con cáncer de mama ha mejorado en las últimas dos décadas, los tratamientos contra el cáncer, a pesar de su eficacia, pueden afectar seriamente su calidad de vida.
Para entender mejor el impacto del tratamiento del cáncer en la calidad de vida de las jóvenes sobrevivientes de cáncer de mama, Patricia A. Ganz, directora de prevención y control del cáncer en el Centro de Cáncer Integral Jonsson de la Universidad de California, en Los Angeles, y sus colaboradores realizaron una revisión de estudios centrados en la calidad de vida, en general, los efectos psicosociales, la menopausia y las preocupaciones relacionadas con la fertilidad, y los resultados conductuales relacionados con el aumento de peso y actividad física. Los estudios fueron publicados entre enero de 1990 y julio de 2010. De los 840 resúmenes examinados, los investigadores se centraron en los 28 con los datos más relevantes.
Los científicos observaron que la calidad de vida se vio comprometida, en general, en las sobrevivientes más jóvenes de cáncer de mama, siendo los problemas mentales más graves que los problemas físicos. Las mujeres jóvenes también se sentían más deprimidas en comparación con la población general de igual edad de las mujeres sin cáncer o las mujeres mayores de 50 años con cáncer de mama. Los síntomas de la menopausia prematura y la infertilidad fueron también comunes entre los factores que contribuyen a aumentar nivel de angustia en mujeres de 50 años, o menos, después del tratamiento. El aumento de peso y la inactividad física también afectaron, aunque las tasas de ejercicio aumentaron en general después del tratamiento.
Los investigadores afirman que, a la luz de estos resultados adversos sobre la calidad de vida, el tratamiento personalizado del cáncer de mama en mujeres más jóvenes es especialmente importante. Al adaptar los regímenes de tratamiento adyuvante y dar un tratamiento citotóxico sólo a las mujeres que se pueden beneficiar de ello, podemos mitigar algunos de estos efectos secundarios.
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