Una persona que fume o siga una mala alimentación tiene más probabilidades de padecer un cáncer. Sin embargo, existen circunstancias en las que, independientemente del estilo de vida, la genética puede influir a la hora de incrementar el riesgo de desarrollar un tumor. Por ello, en familias con un gran número de miembros no resulta inusual que varios de ellos pueden desarrollar la enfermedad. Para el doctor Pedro Salinas, jefe de Servicio de Oncología del Hospital Sanitas La Zarzuela, «existen muchos tipos de cáncer que se consideran hereditarios, algunos de baja tasa de frecuencia como los retinoblastomas y otros con tasas mucho mayores como el cáncer de mama o el cáncer de colon. Muchos tumores se van incorporando a este grupo de posible origen hereditario como el cáncer gástrico o el cáncer de páncreas».
Hay que tener en cuenta, según Salinas, que «sólo un porcentaje de estos tumores, incluidos los de mama o colon, son hereditarios. En conjunto, se estima que un 10 por ciento de los cánceres son hereditarios en el sentido de estar originados por mutaciones de genes supresores de tumores o por oncogenes».
Más riesgo
El hecho de heredar una mutación genética no significa que la persona nazca con cáncer sino que hereda un riesgo mayor de desarrollar cáncer en algún momento a lo largo de su vida. Con el fin de tratar de disminuir la incidencia y la gravedad, los análisis genéticos se han posicionado como una herramienta útil que permite adelantarse a la enfermedad. Sin embargo, el doctor Luis Izquierdo, jefe del Servicio de Genética del Hospital SanitasLa Zarzuela, advierte de que «el estudio no se debe realizar a todas las personas que pretenden saber si tienen predisposición al cáncer, sino a aquellas que presentan un tumor o tienen una carga familiar que se considera de riesgo. Se debe estudiar al inicio a un paciente que haya desarrollado un cáncer y ampliar el estudio a sus familiares directos».
Las nuevas tecnologías han contribuído a un mejor estudio de las mutaciones. «Ahora es posible tener resultados en unos días en vez de en seis meses como ocurría hace tan sólo cinco años. La mayor parte de los estudios se realiza en sangre periférica aunque algunas alteraciones (como el estudio de inestabilidad de microsatélites) requieren de tejido tumoral», matiza Izquierdo. En cualquier caso, se ha experimentado un aumento de la demanda de los servicios de esta unidad. En la Unidad de Consejo y Cuidado Oncológico (UCCO) de Sanitas Hospitales, continúa Izquierdo, «se ha incrementado en los últimos años el número de pacientes a los que se atiende, al igual que la consulta de consejo familiar y hereditario que se está desarrollando de forma paralela». En concreto, «se atiende a unos 850 pacientes nuevos al año», aclara Izquierdo.
Prevención
Dado que «resulta difícil saber cuántos de estos cánceres se podrían prevenir. Lo que sí está claro es que la eliminación de factores ambientales como el tabaco, junto con el seguimiento adecuado, respercutiría de forma beneficiosa a los ‘‘candidatos’’ a ser pacientes oncológicos», sostiene Salinas. Pero, en algunos casos considerados de alto riesgo –posibilidad de desarrollar un cáncer–, «medidas como la extirpación de ovarios o trompas, o mastectomía profiláctica mejora en el 99 por ciento el riesgo de neoplasia. En otros, el seguimiento estrecho posibilita el diagnóstico en etapas muy tempranas de la enfermedad con una probabilidad de curación muy elevada», concluye.
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