Investigadores de la Universidad Descartes de París, en Francia, aseguran que a corto plazo la exposición a los principales contaminantes atmosféricos puede asociarse con un riesgo significativamente mayor de padecer un ataque al corazón a corto plazo, en menos de una semana, según los resultados de una revisión de estudios publicada en el 'Journal of American Medical Association' (JAMA).
En los últimos 50 años se viene estudiando el efecto potencialmente dañino para la salud cardiovascular de los niveles elevados de contaminación atmosférica y, prueba de ello, es que "en los países industrializados estas enfermedades son la principal causa de mortalidad".
Aunque muchos estudios epidemiológicos han demostrado esta relación en términos de ingresos hospitalarios y mortalidad global, la asociación entre la contaminación del aire y el riesgo de infarto a corto plazo todavía seguía siendo controvertida.
Por ello, el profesor Hazrije Mustafic y su equipo realizaron una revisión sistemática y un meta-análisis para examinar esta relación, para lo que analizaron los efectos de los principales contaminantes atmosféricos: ozono, monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre y partículas en suspensión (PM).
Los investigadores realizaron una búsqueda en la literatura médica e identificaron 34 estudios que cumplían los criterios para su inclusión en el análisis, observando una asociación estadística significativa entre los contaminantes atmosféricos analizados y el riesgo de ataque al corazón, con la excepción del ozono.
Los autores sugieren que esto puede deberse a la inflamación que provocan estos contaminantes, ya que los estudios han demostrado que marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva son más altos como resultado de la exposición a la contaminación del aire.
Asimismo, varios estudios observacionales también han vinculado los altos niveles de contaminación del aire con el aumento del ritmo cardiaco y una menor variabilidad del mismo; mientras que también se ha asociado con un aumento de la viscosidad de la sangre, lo que puede provocar la formación de coágulos en sangre y acelerar el desarrollo de aterosclerosis".
Los investigadores reconocen que la asociación encontrada en este estudio es relativamente pequeña, en comparación con otros factores clásicos de riesgo de infarto, como el tabaco, la hipertensión o la diabetes.
Sin embargo, añade Mustafic, no es "despreciable" porque "la mayoría de la población, incluyendo pacientes jóvenes y los discapacitados, está expuesta a la contaminación del aire, especialmente en los entornos urbanos, y por lo tanto una mejora en la calidad del aire podrían tener un efecto significativo sobre la salud pública".
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