Una investigación de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill (Estados Unidos), indica que el horario de exposición a los rayos ultravioleta (UV), a horas tempranas en la mañana o al final de la tarde, puede influir en la aparición de cáncer de piel.
El estudio, publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences', encontró que la exposición a la radiación UV durante la mañana aumentaba el riesgo de cáncer de piel en ratones un 500 por ciento en dosis idénticas a las de la tarde.
Sin embargo, el reloj circadiano de los ratones difiere del de los seres humanos; esta diferencia clave en la biología significa que los humanos poseen más protección contra los rayos dañinos del sol, mientras que los ratones -seres nocturnos- son más susceptibles.
"Por lo tanto, nuestra investigación sugiere que la restricción de tomar el sol -o las visitas a la cabina de bronceado- durante la mañana, reduciría el riesgo de cáncer de piel en los seres humanos", afirman el autor principal del estudio el doctor Aziz Sancar, miembro del Centro Global de Cáncer Lineberger, perteneciente a la Universidad de Carolina del Norte, y Sarah Graham Kenan, profesora de bioquímica y biofísica en esta misma universidad. Los investigadores añaden que, "sin embargo, otros estudios en humanos son necesarios antes de poder hacer recomendaciones definitivas".
Sancar ya había demostrado previamente que una proteína llamada XPA, responsable de reparar el daño del ADN causado por la radiación ultravioleta, aumenta y disminuye durante el día. En el estudio actual, el científico y sus colaboradores han analizado la naturaleza cíclica de esta molécula de reparación del ADN, en busca de su posible influencia en la aparición de cáncer de piel.
Tras exponer a dos grupos de ratones a la radiación UV -a las 4.00 horas y a las 16.00 horas- y esperaron al desarrollo del cáncer. Los ratones irradiados cuando la actividad de reparación se encontraba al mínimo, desarrollaron tumores mucho más rápido y con mayor frecuencia en comparación con los ratones expuestos a los rayos UV cuando la función de la proteína de reparación estaba en su punto máximo.
Los investigadores predicen que los seres humanos tienen una mayor tasa de reparación del ADN durante la mañana, y que, por ello, serían menos propensos a los efectos cancerígenos de la radiación UV durante dicho periodo.
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