miércoles, 5 de octubre de 2011

El estrés postraumático pasa inadvertido en los soldados


Las valoraciones sobre la salud mental que se dan a todos los soldados tras un despliegue podría pasar por alto muchos casos de depresión y de estrés postraumático. Así lo advierte un estudio realizado en 3.500 soldados que estuvieron en Irak entre 2007 y 2008 para su tercer despliegue en seis años. Los resultados del trabajo se han publicado en 'Archives of General Psychiatry'.
Antes de regresar a Fort Stewart, en Georgia, los soldados de este estudio completaron un examen de salud que se realiza en un ordenador tras un despliegue, que incluye cuestiones sobre estrés postraumático (PTSD, siglas en inglés) u otros problemas mentales de salud. Por norma general, se realizan con nombre y apellidos, con el objetivo detectar los problemas y ayudar a solucionarlos en los servicios de salud cuando vuelvan a casa.
En esta investigación, casi la mitad hizo el test anónimamente. En este grupo, eran entre dos y tres veces (del 4% al 12%) más propensos a reconocer que sufren problemas mentales, según advierte este estudio. "Existe una preocupación sobre el impacto que puede tener buscar ayuda sobre la carrera y cómo otros pueden percibir esta situación", explican los autores de este estudio, liderado por el teniente coronel Christopher Warner, del U.S. Army Medical Activity - Alaska, en Fort Wainwright, explica que
Para Warner, esta investigación "nos dice que necesitamos seguir trabajando y buscar diferentes mecanismos para animar a los solados a conseguir ayuda y a entender que recibir un tratamiento es una fortaleza y no una debilidad".
El equipo de Warner dice que estos resultados no significan que el test estándar que se realiza ahora no funcione, sino que se necesitan estrategias adicionales para animar a los soldados que vuelven a casa a pedir la ayuda psicológica que necesiten.
A su juicio, muchos de ellos no reconocen tener depresión o PTSD porque piensan que podrán recibir la ayuda adecuada de todas maneras. Según Warner, en los últimos años, el Ejército estadounidense ha aumentado sus esfuerzos para que los soldados tengan acceso a los servicios de salud mental, desde la Atención Primaria hasta la asistencia telefónica. "Lo que no queremos que suceda es que un soldado que ha pedido ayuda una vez no pueda seguir adelante con su tratamiento", asevera.

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