"Tiene el esperma vago". Con esta expresión común se explican la mayoría de los casos de infertilidad masculina, siempre que la pareja se anime a hablar de ello. Sin embargo, un estudio apunta que la velocidad no es la clave a la hora de conseguir un embarazo, sino que la morfología y otros factores, todavía poco conocidos, son los que deben de estar detrás de los esperamatozides más fértiles.
Bajo el término de 'esperma vago' se engloban condiciones como la oligoastenozoospermia que engloba ciertos problemas de número y movilidad en los espermatozoides o la astenozoospermia, es decir, cuando los espermatozoides están ahí, pero tienen problemas a la hora de desplazarse.
Un estudio publicado recientemente en 'Current Biology' hace replantearse el significado del término vago si de lo que hablamos es de esperma. Según el nuevo trabajo, llevado a cabo con moscas de la fruta (Drosophila melanogaster), el mejor esperma para fecundar a un ovocito no es el que más corre, sino aquel más lento y de morfología más larga.
Así lo ha descubierto el equipo dirigido por Stefan Lüpold, un investigador postdoctoral del Departamento de Biología de la Facultad de Artes y Ciencias de la Syracuse University (EEUU), que modificó genéticamente a un grupo de este común animal de investigación para que las cabezas de sus espermatozoides se tiñeran de verde fluorescente bajo el microscopio y los observaron durante el proceso reproductivo (su eyaculación y la interacción del semen con la hembra receptora).
Se trataba de analizar qué ejemplares eran los más valiosos en una suerte de carrera de fertilidad, en una investigación que puede tener una importante aplicación práctica en el diagnóstico de la infertilidad masculina. "La competición espermática es un proceso biológico fundamental en todo el reino animal, pero el hecho es que aún sabemos muy poco sobre qué trazos en la eyaculación determinan que uno u otro espécimen gane el concurso", explicó Lüpold en un comunicado de prensa.
"Ante todo, nuestro resultados ofrecen una resolución sin precedentes sobre el comportamiento del esperma en su ambiente de elección, no solo porque lleva a cabo medidas dentro del complicado tracto reproductivo en 3D de las hembras, sino porque analiza simultáneamente a los distintos espermatozoides que se eyaculan", escriben en Current Biology.
No todos los hallazgos de Lüpold y su equipo fueron novedosos. Así, explican, la observación relativa a la morfología de los espermatozoides más exitosos coincide con la literatura científica anterior. No así la velocidad de los espermatozoides. Parece que la fertilidad se alía con la fábula de la liebre y la tortuga y, por una vez, ser lento no es un inconveniente.
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