Hace algo más de año y medio, las autoridades francesas retiraron del mercado las prótesis mamarias de silicona Poly Implant Prothése (PIP), después de descubrir un fraude en su elaboración. Una alta tasa de roturas en estos implantes fue lo que destapó el engaño, pero el producto podría tener consecuencias para la salud mucho más graves, tal y como indican los últimos datos del Ministerio de Sanidad francés. Según ha indicado un portavoz, se han detectado ocho casos de cáncer entre pacientes que llevaban estas prótesis mamarias defectuosas.
Entre estos ocho casos, ha precisado Jean-Yves Grall, Director General de Sanidad, se han registrado cinco cánceres de mama (adenocarcinomas), dos casos de linfoma y un caso de leucemia.
Según las autoridades, no se ha podido establecer una relación de causa efecto entre la colocación de las prótesis PIP y la aparición de los tumores, aunque se ha iniciado una investigación para esclarecer la posible asociación.
Un comité de seguimiento registra actualmente todos los casos de cáncer sobrevenidos en mujeres que llevan estos implantes. Según los datos disponibles, un 80% de las féminas que se los implantaron lo hicieron por motivos estéticos, mientras que el 20% restante lo hizo para reconstruir sus mamas tras un tumor, ha asegurado la Agencia francesa de seguridad sanitaria.
Por otro lado, el Instituto Nacional del Cáncer emitirá "en los próximos ocho días" una serie de recomendaciones a los profesionales sanitarios para saber qué pautas tomar.
Especialistas en Cirugía Plástica consultados por ELMUNDO.es cuando se detectó el fraude de fabricación de estos productos, confirmaron que las prótesis mamarias PIP sí se habían utilizado en España, aunque "hace ya tiempo que se dejaron de poner".
En ese momento, la Agencia Española del Medicamento ya recomendó a las portadoras de estos implantes que se realizaran un seguimiento médico anual para comprobar el estado de las prótesis, si bien se pensaba que la rotura de estas prótesis no tenía por qué provocar problemas graves de salud.
La alta tasa de roturas de estas prótesis fue lo que llevó a las autoridades francesas a realizar una inspección del proceso de elaboración. La investigación destapó que el fabricante estaba utilizando un gel de silicona que no se correspondía con el que declaraba en el prospecto del producto.
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